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Publicado: 07 Enero 2024

Aurelio Maroto
Como cada a帽o sucede, Melchor, Gaspar y Baltasar llegaron en loor de multitud a La Solana. Esta vez lo hicieron cuando las calles todav铆a proyectaban el brillo del agua ca铆da minutos antes, reflejado de las farolas. S铆, porque a eso de las 7 cay贸 un aguacero que hizo temer lo peor. Sin embargo, el cielo abri贸 a tiempo para despejar la ruta a los magos de Oriente. As铆 fue como la Cabalgata de la Ilusi贸n parti贸 desde el lugar de siempre, la guarder铆a infantil 鈥榁irgen del Camino鈥, y a la hora prevista, las 8 de una noche ya cerrada.

El carrusel de carrozas desfil贸 precedido por la Banda de Cornetas y Tambores de Nuestro Padre Jes煤s Rescatado. M谩s de cien m煤sicos, ataviados con ropajes navide帽os de lo m谩s variopintos, abr铆an un cortejo real marcado por el colorido, la alegr铆a, la animaci贸n, y tambi茅n el ruido estridente de la m煤sica y el deslumbramiento de tractores que parec铆an competir a ver qui茅n ten铆a los focos m谩s potentes en su frontal. Pero todo sea por dar m谩s luz a una noche luminosa de por s铆.

Tras la m煤sica, el trenillo infantil de 鈥楶interas鈥, repleto de ni帽os. Y m谩s atr谩s, una hilada interminable de carrozas impulsadas por asociaciones, AMPAS, pe帽as y sindicatos agrarios. Naturalmente, entre medias desfilaban los Reyes Magos. Primero Melchor, con su amplia barba blanca; despu茅s Gaspar, con su proverbial barba casta帽a; y finalmente Baltasar, que suele despertar una especial predilecci贸n entre los m谩s peque帽os. Saludaban sin parar, sonre铆an y tiraban caramelos, miles de caramelos y chuches. Los repart铆an sus majestades y el resto de participantes en la cabalgata. Hab铆a pajes, pap谩s Noel, pastorcillos, duendes, mu帽ecos de nieve鈥

En la aceras se agolpaban miles de personas, dif铆cil saber cu谩ntas. Y muchos, much铆simos ni帽os. Las bolsas de pl谩stico abundaban, como si fueran de compras al s煤per, un s煤per que lanzaba los dulces a mansalva. La imagen se repet铆a un a帽o m谩s, ni帽os y no tan ni帽os haciendo honor al coro de Las Espigadoras: levantarse y volverse a agachar. Un hombre abri贸 su paraguas y lo puso del rev茅s, a modo de recipiente. Una forma perfecta para recoger la lluvia de caramelos, cual aljibe.

El valor del silencio
Hipnotizados por la magia del momento, pocos recordaban que la noche era fr铆a, g茅lida. No hab铆a trozo de acera sin ocupar. Conviene valorar la aportaci贸n impagable de los colectivos asociativos que participaron en el desfile, sin los cuales ser铆a imposible, e impensable, organizar un cortejo de esta naturaleza. Y por supuesto, hay que destacar el trabajo de la Polic铆a Local, de los operarios municipales y de los voluntarios de Protecci贸n Civil. Y no fue menos importante el gui帽o a personas con capacidades diferentes en el tramo de la calle Cardenal Monescillo hasta su entronque con Emilio Nieto. Las carrozas pararon la m煤sica, los tractores limitaron sus luces y la Banda de Jes煤s dej贸 de tocar. El valor del silencio fue un rasgo m谩s de inclusividad en una noche tan especial.

La cabalgata concluy贸 en la Plaza Mayor. Sus majestades se sentaron bajo la bola luminosa del centro, donde recibieron a los peque帽os, muchos de los cuales ten铆an prisa por irse a dormir. Sab铆an que era la mejor manera de que Melchor, Gaspar y Baltasar entraran por sus ventanas, o por sus balcones, para depositar los regalos que hab铆an pedido en sus misivas escritas. Y es que los Reyes Magos son hechizo, seducci贸n, encanto, fascinaci贸n鈥 y sobre todo magia e ilusi贸n. La Solana volvi贸 a demostrar cu谩nto los quiere.



