Sonia Priego "La Húngara" durante su concierto en la Plaza Mayor                      Foto: GACETA

         Aurelio Maroto

         Llegó tarde, al parecer por una inoportuna avería a mitad de camino, y se puso a cantar nada más aterrizar en la Plaza Mayor. No había tiempo que perder, entre otras cosas porque el público llevaba más de una hora esperando, de pie derecho, y acababa de escucharse la primera pitada, sonora pitada, ante una tardanza que no entendían. Y no la entendían porque nadie salió a escena para dar alguna explicación.

         La Húngara llegó a la repleta Plaza Mayor de La Solana a eso de las 11,25 de la noche. Apenas 5 minutos después ya estaba cantando. Y, claro, las lanzas se volvieron cañas nada más saludó al mosqueado respetable con una primera estrofa a capela. Entonces, los pitos se tornaron en olés ¡Viva la madre que te parió! -se escuchó- ¡Viva! –respondió la artista de Écija-. Alguien, aún contrariado por la larga espera, vociferó ¡qué te ha pasado! Pero esta vez se hizo la sorda. Quizás hacía mucho aire… Cuando pronunció la clásica muletilla de “buenas noches La Solana”, no añadió ninguna disculpa por el retraso. Ninguna.

         Pero el público enseguida lo olvidó todo y se enganchó al magnetismo de Sonia Priego “La Húngara”. Venía para una hora de concierto y estuvo casi dos. Tal vez por mala conciencia. En eso, nada se le puede reprochar. Se dejó lo que tenía. El concierto fue de menos a más, con la artista metiéndose a la peña en el bolsillo, y viceversa. Muchos jóvenes, y también bastantes adultos que llenaban la plaza corearon las canciones. La sevillana sacó a varias niñas al escenario para acompañarlas en sus interpretaciones, con bastante apoyo de play-back, eso sí, ya que no había orquesta en directo.

         Al término del largo concierto, muchos fans se agolparon a la entrada del improvisado camerino del departamento de Servicios Sociales en busca de una foto, de un autógrafo, de un beso… La Húngara sabe lo que le toca allá donde va, y La Solana no fue una excepción. Es un fenómeno de masas con una legión de seguidores en cualquier punto de la geografía nacional, como quedó demostrado. La espera, mereció la pena.

Kiko ejerció de capitán contra el Menasalbas                   Foto: GACETA (archivo)

         Aurelio Maroto

         Buen comienzo liguero y buena imagen del FS La Solana, que el sábado doblegó al Menasalbas por un rotundo 6-3. El equipo de Chupete no acusó su extrema juventud y se asentó bien sobre el taraflex del pabellón “Antonio Serrano”, con un juego más físico y más rápido que su rival. El marcador pronto se decantó a favor de los amarillos, aunque los toledanos nunca bajaron los brazos. De hecho, con 5-3 hubo algunas dudas y el partido pudo enredarse, aunque finalmente se impuso la justicia según lo visto durante los 40 minutos de juego. Más que aceptable el rendimiento de jugadores como Joaquín, Rubén o Pollo, que se echaron el equipo a las espaldas en ausencia de López.

Munera, 1; CF La Solana, 1

         Por su parte, el CF La Solana también jugó bien en Munera y se trajo un meritorio empate (1-1), con gol de Rafa Cortés. Se adelantó el equipo local por mediación de Zapata y el partido se escapaba a pesar de las múltiples ocasiones de los solaneros, otra vez sin puntería. Hasta que Ángel Izquierdo dio entrada a Cortés, que en la primera que tuvo convirtió. Faltaban diez minutos y Naranjo tuvo la victoria casi al final, pero nuevamente faltó definir. Lo mejor, la imagen ofrecida, mucho mejor que siete días antes en casa ante el Almodóvar.

Tres Cantos, 0; FF La Solana, 1

         Por último, el FF La Solana regresó a la competición con victoria a domicilio. Ganó en Tres Cantos por 0-1 gracias a un tanto de Cristina Alonso, una de las nuevas. El triunfo sabe muy bien porque da mucha confianza y coloca al equipo de Juan Carlos Peñalver en el grupo de cabeza, con 4 puntos. Tan sólo el Canillas ha sumado los 6 puntos en juego.

Una niña vestida de manchega en la ofrenda floral. A la derecha, el jurado prueba los dulces del concurso                     Fotos: GACETA

         Aurelio Maroto

         Como dicen los viejos, el aire se echó y la noche quedó plácida y agradable. En efecto, la Plaza Mayor se convirtió el viernes en un hormiguero de gente para vivir una de sus veladas más concurridas del año, sino la más. Todo empezó a las 9 de la tarde-noche con la ofrenda floral a la Virgen de Peñarroya, sacada al pórtico de Santa Catalina para recibir las dádivas de sus fieles en forma de ramos, ramilletes y manojos de flores.

         Centenares de niños y niñas (sin exagerar) vestidos de manchegos y manchegas llegaron de la mano de sus padres y abuelos para depositar su ofrenda ante la imagen de la Patrona. Los seis paneles preparados por la cofradía se fueron llenando hasta completarse.

Concursos gastronómicos

         Justo al lado, a las diez en punto el jurado de los concursos gastronómicos organizados por el Área de Festejos comenzó a probar las tortillas de patatas, los pistos manchegos y los dulces entregados en los minutos previos. En torno al vallado, muchos de los concursantes y sus correspondientes cuadrillas de familiares y amigos se arremolinaban con sillas y mesas como cual romería.

         Tuvieron faena los miembros del jurado ante la avalancha de platos. Entraron a concurso 47 tortillas, con triunfo final para la cocinada por Cati Santos. Segunda quedó la tortilla de Joaquín Simón, y tercera la de María Teresa Montoya. También hubo 28 pistos, siendo el más rico a juicio del jurado el de Adela Vera, seguido por el de Peñarroya Simón y tercero el que presentó Modesta Alhambra. La gran novedad era el concurso de dulces, con 16 participantes. Se impusieron los suspiros de Agustina Castaño, seguidos por otros dulces de Manuela Díaz-Madroñero y Gregorio García-Abadillo. En cada especialidad había premios de 100, 70 y 50 euros. Es decir, se repartieron 660 euros en total.

Un momento del concierto de pasodobles de la Banda                                  Foto: GACETA

Gabriel Jaime

La Banda Municipal de Música interpretó variados y conocidos pasodobles en el tradicional concierto con motivo del ofrecimiento a la Virgen de Peñarroya. La actividad celebrada a las puertas de la Parroquia de Santa Catalina, sirvió para amenizar el tiempo de ofrendas a la patrona, congregando a un nutrido número de asistentes.

Las partituras del repertorio fueron las siguientes: “Suspiros de España”, “Ateneo Musical”, “Casildo”, “La Concha Flamenca”, “Ópera Flamenca”, “Nerva” y “Sentimiento Taurino”. Este último pasodoble está dedicado a una peña taurina de Alicante, cuyo presidente es un solanero que, curiosamente estaba presente en el concierto. Al finalizar esta última pieza, el presidente del colectivo levantino entregó una placa de recuerdo al director de la Banda de Música de La Solana, Ángel Sancho.

El público asistente disfrutó con la música de los pasodobles, la mayoría de corte taurino y algunos dotados de exigentes ejecuciones de los solistas que fueron muy aplaudidos por los espectadores.

Los niños aprenden y se divierten en las ludotecas municipales

Gabriel Jaime

La Casa del Niño y la Casa de la Juventud han presentado las actividades para el último trimestre del año, ofertando varias propuestas para niños con edades comprendidas entre los tres y los nueve años. Los talleres comenzarán el miércoles 1 de octubre, abriendo el plazo de inscripciones del 19 al 30 de septiembre.

Los niños de 3 a 4 años de edad tendrán a su disposición los campos de “Conociendo los números”, “Viajamos alrededor del mundo” y “Juego libre”. El bloque de edad comprendido entre los 5 y los 6 años de edad, podrá inscribirse en “Inglés para niños”, “Mecanografía divertida” y “Juego Libre”. Finalmente, los chavales de entre 7 y 9 años de edad, tienen a su disposición “Jugamos con nuestro ábaco”, “Taller de refuerzo de inglés” y “Juego libre”.

Habrá dos turnos semanales (lunes-miércoles y martes-jueves) que tendrán un horario de seis a ocho de la tarde. En cualquier caso, la Casa del Niño y la Casa de la Infancia estarán abiertas a partir de las 5:30 de la tarde, para que los padres puedan dejarlos media hora antes del comienzo de las actividades, estando a cargo de sus monitores correspondientes.

Asimismo, también se oferta un horario especial de juego libre los viernes por la tarde y los sábados por la mañana.

Los talleres se impartirán siempre que haya un mínimo de diez alumnos y un monitor, siendo la cuota de inscripción de diez euros por actividad. Los talleres de este trimestre comenzarán el miércoles 1 de octubre y finalizarán el 17 de diciembre.

Las inscripciones deberán formularse en la Casa del Niño (Calle Zaragoza 96) ó en el teléfono 926 64 8804, desde el 19 hasta el 30 de septiembre en horario de 9:30 a 15 horas.

Concepción Moya durante su charla                    Foto: GACETA

         Aurelio Maroto

         La ermita del Humilladero podría datar del siglo XVI y haber estado dedicada a San Juan antes que a la Virgen de Peñarroya. La historiadora local Concepción Moya cree que hay suficientes indicios para aceptar esta hipótesis, desdiciendo así al anterior cronista de la villa, Antonio Romero Velasco, que fechaba su construcción en el siglo XVIII. De acuerdo con esta investigación, la advocación a la Patrona de La Solana sería posterior a la que tuvo en sus inicios. Ofreció una conferencia en la parroquia de Santa Catalina titulada “El Humilladero y la Virgen de Peñarroya”.

         La historiadora explicó la génesis de un humilladero como pequeña ermita o simple mojón religioso que se construía en la entrada de los pueblos como punto de oración. No se conoce con exactitud el origen del de La Solana, aunque ha encontrado un documento fechado en el año 1550, “hay una orden para construir un humilladero pequeño, aunque muy reformado en la actualidad”. En este caso, coincide que se encuentra en una de las entradas a La Solana, el camino de Toledo, junto a un antiguo abrevadero, El Pilar, y un pozo, el Pozo Concejo, ubicado en las cercanías.

         Según declaró, ese primer humilladero habría rendido culto a San Juan, retrasando su advocación mariana a una fecha posterior. “Es significativo que se siga llamando Humilladero y no ermita de la Virgen de Peñarroya, lo que hace pensar que fue anterior a su culto”.

         En cuanto a la fiesta, cree que ha cambiado muy poco desde hace siglos. “Hay datos de un tambor, un capitán y un ofrecimiento”. El tambor podría ser el toque de la popular “caja de la virgen”, que se toca en las romerías. El capitán sigue siendo una seña de identidad exclusiva de la cofradía solanera. “Al chico del tambor se le pagaba y al capitán se le daba una cantidad y grano para pagar el convite”. En cuanto al ofrecimiento, hay datos del siglo XVII donde la Patrona recogía 1.000 reales, cantidad considerable para la época.

         En cuanto al copatronazgo que La Solana comparte con Argamasilla de Alba, Concepción Moya recordó que las ordenanzas de la cofradía solanera son más antiguas. En todo caso, la virgen también se llevaba a otras localidades de la comarca, en especial cuando había plagas u otras desgracias. Bastaba con la autorización del alcaide del Castillo de Peñarroya, fortaleza-santuario donde la imagen permanece una cuarta parte del año.