Las técnicas del Centro de la Mujer durante la charla                                                                                                                    Foto: GACETA

       Paulino Sánchez

      Los tradicionales café coloquio que cada semana organiza la Asociación de Mujeres se reanudaron un curso más con el tema “Mujer rural y mujer emprendedora”, que corrió a cargo de las técnicas del Centro de la Mujer del Ayuntamiento, quienes comentaron los temas con las asistentes, tras la proyección de un vídeo.

   Así lo declaraba una de las técnicas, Fanny Orellana, quien destacaba que lo que se pretende con esta charla es dar a conocer los resultados e impresiones de lo que han sido en la localidad el Día de la Mujer Rural y la Feria de Mujeres Emprendedoras de la región, a través de los testimonios y las impresiones que han ofrecido en un video 35 de las empresarias asistentes.

   Posteriormente comenzó el coloquio, con el que pretendían debatir sobre temas como la autonomía económica y que las mujeres puedan generar su propio empleo, así como las experiencias de las mujeres empresarias, como las que tienen negocios relacionados con el desarrollo sostenible y el sector agroalimentario, que ha estado muy vinculado a la posibilidad de ofrecerlos a través de las mismas.

   Enfatizaron el objetivo de hacer presente a la mujer emprendedora, sobre todo teniendo en cuenta la buena respuesta que ha tenido en la localidad la Feria de emprendedoras, sobre todo para incentivar el promover autoempleo, destacando la posibilidad de asesoramiento que tienen las que quieran poner su negocio, ya que desde el Centro de la Mujer se les puede asesorar a la hora de poner un negocio.

   La presidenta de la Asociación, María Ángeles Torres, también animó a las socias a participar en los diferentes cursos y talleres que se han programado junto a los habituales café coloquios semanales.

Niños asistentes a la convivencia en el albergue                                                                                                                                      Foto: Edicam     

         Paulino Sánchez

Un total de sesenta personas, de ellas quince niñas y niños, han participado en una convivencia para niños con diabetes y sus padres, organizada por Edicam (Asociación de Educadores en Diabetes de Castilla -La Mancha) y celebrada en el Albergue Vallehermoso.

Según declaró a Radio Horizonte uno de los organizadores, Alfonso Javier Muñoz, los objetivos de esta actividad se centran en “desarrollar habilidades teóricas y prácticas en el manejo de la diabetes en padres de niños con debut naciente”. También se intenta proporcionar formación a los progenitores mediante métodos estructurales, “para recordarles que el problema que tienen sus hijos también lo tienen otros”. Destacó que las personas que acuden están ávidas de conocimientos.

Asimismo, se pretende dotar a los niños de conocimientos prácticos sobre su enfermedad, interconectar a pacientes y familiares entre ellos y con el personal sanitario. Según Edicam, la consecución de los objetivos se pretende realizarla mediante la combinación de charlas teóricas para padres y juegos para niños, basados en casos prácticos y ejemplos cotidianos de la vida diaria.

Estas convivencias incluyen encuestas de satisfacción y evaluación de conocimientos adquiridos, aunque se estructuran en programas diferentes para padres y niños. La presentación y la clausura son comunes. La metodología ha sido diseñada por pedagogos especialistas y las imparten profesionales y monitores formados por Edicam.

En el programa para los padres se incluía un taller de ajuste de insulinas, manejo de insulinas y nuevas tecnologías, así como elaboración de menús por raciones, ejercicio físico y diabetes, la resolución de complicaciones agudas y una encuesta con test final de conocimientos.

Asimismo, se abordaron temas como el por qué tengo diabetes, qué se puede comer y la cantidad, insulinas, sus características y forma de inyectarla, lo que se debe hacer cuando se está alto o bajo, juegos con monitores, cómo y cuando hacer glucemias y la acetona.

   Las actividades concluyeron con la entrega de diplomas conjunta y clausura de la actividad.

Santiago Romero de Ávila sigue cosechando premios                

         Paulino Sánchez

El poeta solanero Santiago Romero de Ávila se ha anotado un nuevo galardón a su ya largo carrusel. Esta vez se trata del XX Premio Nacional de Poesía “Santa Teresa de Jesús”, convocado por el Hogar de Ávila de Madrid. Ha sido gracias a su poema titulado “Frenético enamoramiento en el convento de la Encarnación”, presentado bajo el lema “Castas azucenas”. El autor recibirá su distinción este viernes, 30 de octubre, en el Antiguo Casino Militar en la Gran Vía de Madrid.

Según el poeta, este premio tiene especial importancia por ser el único en España que lleva especialmente implícito el nombre de la santa de Ávila, pues otros certámenes nacionales como el de Malagón, es de poesía mística encamicada a Santa Teresa, y el de Gotarrendura exige que el tema se enfoque hacia el palomar de Teresa.

El poema premiado, asegura Santiago Romero de Ávila, es una sinfonía incompleta, con su andante, andantino, alegreto, cantable, maestoso y final, concluyendo con estos versos “Con la abulense paz atardecía y eternizó el dolor su pentagrama/ cuanto Teresa abandonó el convento/ enmudecieron todas las calandrias/.

La primera teniente de alcalde ha terminado muy satisfecha con la feria             

          Paulino Sánchez

Desde el Ayuntamiento de La Solana han valorado muy positivamente la celebración de la IV Feria de Mujeres Emprendedoras, organizada por el Instituto de la Mujer y que contó con un total de 60 stands, ubicados en el pabellón Antonio Serrano. Así lo ha señalado la concejala de Igualdad del Ayuntamiento solanero, Manuela González-Horcajo, que destacó la asistencia de un total de 4.269 personas, añadiendo que las ventas realizadas habían alcanzado en la mañana del tercer día de la feria las 3.000 papeletas preparadas para los sorteos de regalos entre los compradores. No obstante, señalaba González-Horcajo que las ventas para cada uno de los expositores habían dependido de los sectores, destacando el agroalimentario.

De los 60 los stands con los que contó la feria, cuatro fueron institucionales y uno de ellos del Instituto de la Mujer, siendo los 56 restantes de mujeres empresarias de toda Castilla La Mancha. En cuanto a la participación local, dijo que ha sido de un total de 18 mujeres solaneras, con sectores que han ido desde el agroalimentario, artesanía, droguería y estética, así como el textil, además de librerías, agencias de turismo, el centro educativo de estimulación infantil Cuatro estaciones y una consulta de psicología.

González también destacó que, paralelamente, se habían organizado charlas y talleres. Entre las charlas impartidas destacaba que se habían celebrado   sobre el equilibrio de la vida laboral y personal, otra de la Asociación de jóvenes empresarias de Ciudad Real, además de otra más sobre negocio sostenible.

En cuanto a los talleres, señalar que se habían ofrecido sobre Obrador sin Gluten, talleres de artesanía, taller sobre control emocional y formas de relajación.

Finalmente recordaba que las participantes habían donado diferentes regalos para los sorteos realizados entre las personas que habían adquirido cualquiera de los productos expuestos en las diferentes casetas presentes en la feria.

La romanza del Sembrador volvió a ser uno de los momentos álgidos de la representación                                                                                                                  Foto: GACETA

           Aurelio Maroto

            Treinta y un años no son nada. O son una eternidad, según se mire. Es el tiempo que ha tardado la máxima autoridad de Castilla-La Mancha en asistir a la Semana de la Zarzuela. Ni Bono, ni Barreda, ni Cospedal. Ha tenido que ser un recién llegado, Emiliano García Page, quien aterrice por primera vez en el veterano festival lírico, que este año cumple su 32ª edición. Y, cómo no, eligió la obra manchega por antonomasia y solanera por derecho, La rosa del azafrán. Se sentó en la fila seis, butaca de pasillo, junto al alcalde, Luis Díaz-Cacho, y el presidente de la Diputación, José Manuel Caballero. Es menester que disfrutara tanto como para pensar que ha de rascarse el bolsillo. Hace años que la Junta no da un duro a la Semana de la Zarzuela. O sea, si la visita es una declaración de intenciones, perfecto. De lo contrario, para ese viaje no habrían hecho falta alforjas. Comoquiera que evitó hacer declaraciones a los medios, no pudimos preguntárselo.

                                                         García Page charla en su butaca con el alcalde y el presidente de la Diputación                                     Foto: GACETA

               Quién sabe si la presencia del nuevo jefe de gobierno autonómico elevó la adrenalina de la compañía “Maestro Andrés Uriel”, plena de motivación. La rosa del azafrán es esencia de La Solana y el elenco anfitrión también buscaba un epílogo acomodado al nuevo marchamo de la Semana de la Zarzuela como Fiesta de Interés Turístico Nacional. Nobleza obliga.  

El caso es que vimos una gran rosa. El medio centenar de danzantes que pisó las tablas de un abarrotado auditorio “Tomás Barrera”, incluido el imberbe “ejército” de Don Generoso, se fajó en el trance de dar lo mejor de sí. Sin perder la fragancia, la dirección escénica ha ido introduciendo cambios en la escenificación tradicional. Es lo correcto, y también lo necesario. Vimos nuevos complementos escénicos, nuevos efectos y varios recursos ciertamente llamativos que buscaban la complicidad del público. Otra vez, “Las espigadoras” transcurrieron en el patio de butacas, con los coros femenino y masculino rodeando el perímetro y ocupando el pasillo central, y la solista cantando entre los espectadores. Sólo el cuerpo de baile, por razones obvias, se mantuvo sobre la madera. Lo nuevo fue ver algo similar con la ronda de gañanes y el célebre “Hoy es sábado y no quiero”. En verdad, es agradecido, útil y vistoso que los cantantes huyan de vez en cuando de la rigidez del escenario. Siempre que se pueda, claro. Suele aumentar la empatía del público y hasta despertar a algún dormilón.

También vimos las tablas de multiplicar en el pasacalle de “La escalera” y el rondo que hacen a Carracuca en “La caza del viudo”. Innovaciones que van dando otro aire al conjunto de la escenificación.

Don Generoso con sus "soldados de la legitimidad"                                                                                                             Foto: GACETA

Los clásicos del 88

            Si hablamos de roles, comencemos por los primeros espadas. José Manuel León volvió a ser Juan Pedro. Su voz, que no es de barítono puro, sí es limpia y clara, de buen vibrado, y va adquiriendo empaque cada año que pasa. No olvidemos que su profesión real también es la de agricultor, como el ayudaor al que encarna. Se le ve más suelto en escena, también en la declamación. Petri Casado mantuvo su línea de nivel alto, como soprano y como actriz dramática, que eso es el ama Sagrario.

            Alicia Montesquiu fue un caramelo para la representación. Es un pedazo de actriz y una notable soprano. La catalana fue un refuerzo de lujo, brillante en su papel de Catalinilla, donde vocalmente anduvo sobrada como tiple cómica. El cuadro de “Las espigadoras”, donde actúa como solista, recibió, de largo, la mayor ovación de la noche.

            Mención aparte merecen los actores genéricos. De nuevo se reunieron “los clásicos del 88”, a falta de un relevo que no acaba de llegar. Luis Romero de Ávila asumió por enésima vez el rol de “Moniquito”, que seguramente representa como nadie. Eso sí, llegó casi ronco al dúo “Pero ven acá”, con Catalina, en la primera escena del segundo acto. Julián García-Cervigón encarnó a Carracuca, un papel que interpreta con una personalidad muy particular, muy suya, convirtiendo el libreto a menudo más en un complemento que en un guión. Pero la gente se lo pasa bien con sus “morcillas”. El trío de clásicos principales lo cierra Gregorio Uriel, el eterno Don Generoso, al que hace más creíble a medida que cumple años. Sólo le falta una cosa: que esa boina que luce sea roja, o blanca. Los carlistas del ochocientos no llevaban boinas negras. Aunque con menos volumen literario, también sobrevive un cuarto clásico, Luis Miguel Serrano, que volvió a hacer de hermano Micael.

            Y, por supuesto, qué sería esta zarzuela sin la hermana Custodia, un papel de enorme peso sobre la cual gira gran parte del hilo conductor de la obra. Petra Martín-Albo supo mezclar la parte seria con la cómica y ser convincente.

La monda de la rosa y los gañanes en el patio de butacas durante la ronda                                    Fotos: GACETA

           No seríamos justos si no destacamos también a la masa coral. El trabajo de Marieli Blanco ha cambiado de arriba abajo el sonido de las suripantas. Queda por apuntalar el coro masculino, aunque no es poco que vimos equidad. Una quincena de mozos y una quincena de mozas. No hace tanto que en “La monda de la rosa” había déficit de pretendientes echando el clavillo. Y, por supuesto, bien por el cuerpo de baile, dirigido por Roberto de la Cruz. Estuvo espléndido en las seguidillas de apertura, en la jota de “Bisturí, bisturí” o en “Las espigadoras”, por ejemplo.

            A capela, por obligación

            El público disfrutó con esta renovada puesta en escena y premió al elenco con una prolongada y calurosa ovación a la hora de los saludos. Fue momentos antes de que el presidente de la ACAZ, Antonio García-Cervigón, irrumpiera en escena para agradecer la presencia del presidente autonómico y de varias asociaciones desplazadas desde fuera de La Solana. Y antes también de meter en un lío al director de orquesta, Luis Sánchez Romanos, y a la directora artística, María Dolores Travesedo, cuando pidió repetir “El Sembrador”. Ambos se miraron atónitos. Ella se asomó al foso y vio que los músicos habían hecho mutis. Es lo que pasa cuando ciertas cosas se improvisan. Al rescate acudió José Manuel León, que se lanzó ad hoc para cantar la romanza “a capela”, y levantó a la gente de sus asientos. No hay mal que por bien no venga, suponemos.

Peñistas, autoridades e invitados, solaneros y riudomenses, durante la comida                                                                                                     Foto: GACETA

             Aurelio Maroto

            Casi trescientos comensales se reunieron en la comida campera de la peña taurina La Solanera, celebrada este domingo en el chiringuito “El cocodrilo”. Una cita tradicional al término de la temporada que este año tuvo invitados de excepción. Acudió a la invitación una representación de la localidad tarraconense de Riudoms, cuyos vínculos con La Solana con grandes porque allí vive una nutrida colonia de solaneros emigrantes. Su alcalde, Josep María Cruset, acudió a la cita y departió con su homólogo local, Luis Díaz-Cacho, en un ambiente distendido y agradable.

            El presidente de la peña, Juan Antonio Castaño, expresó su satisfacción por el éxito, una vez más, de este encuentro gastronómico. El importante gasto económico que supone se da por bueno con la masiva asistencia y el clima de camaradería que reina durante toda la jornada. En cuanto a la presencia riudomense, Castaño les agradeció públicamente que hubieran aceptado la invitación, en especial su primera autoridad.

            La Solanera ha terminado con buenas sensaciones la última temporada taurina. Se han hecho varios viajes con buen desplazamiento de socios, y alrededor de 120 socios asistieron a la corrida principal de feria de La Solana. Una presencia que, según Castaño, seguirán repitiendo y, a ser posible, aumentando.