Aurelio Maroto

            “Así nos queríamos ver hace siete jornadas, cuando nadie confiaba en nosotras”. Son palabras de David Peinado al término del partido entre el Quesos La Casota-FF La Solana y el UD Almería, que acabó con victoria mínima (1-0). Otro espaldarazo, y esta vez ante un rival directo, para alimentar las opciones la permanencia en Segunda RFEF. Si tenemos en cuenta que la distancia con el primer puesto de salvación era de 14 puntos hace apenas dos meses y ahora es de 3 puntos, lo imposible se ha convertido “solo” en difícil. Porque sigue siendo difícil, pero mucho menos.

            Las amarillas han remado como jabatas desde que tocaron fondo el pasado 12 de febrero en La Moheda contra el At. Balears (0-2). A partir de aquel domingo, solo han perdido un partido de los siete últimos, con 3 victorias y 3 empates para un total de 12 puntos. Son cinco puntos más que en las dieciocho jornadas anteriores. Una trayectoria ascendente que ha corrido paralela al descalabro de sus dos rivales más directos ahora: Almería y Unión Viera, que parecían inalcanzables y ya están a tiro de piedra. Además, las canarias deben visitar aún La Moheda, en otro partido que será a vida o muerte.

“Solo los que estábamos aquí veíamos el trabajo y confiábamos en lo que se estaba haciendo”, insiste el técnico solanero. En efecto, el equipo ha lavado su cara, aunque ha costado tiempo. Los refuerzos de invierno han tardado en mejorar el nivel futbolístico, pero el sábado ya se vio que el FF La Solana es otro. Y en ese mercado llegó una jugadora clave: Gabrielle Ngaska, un tesoro para aquilatar una remontada que, en cualquier caso, aún está por culminar.

“Hoy se ha visto quién era el mejor equipo de los dos y hemos demostrado que no necesitamos tanto como antes para controlar y aguantar todo el partido”. Y destacaba otro hecho significativo: “Lo bueno es que hemos sido capaces de ganar sin que Gabrielle o Belén tuvieran su día”.

Radio Horizonte volvió a preguntar a David Peinado por las matemáticas y su respuesta no varió respecto a dos meses atrás: “Lo vemos igual que antes; solo pensamos en el próximo partido; iremos a Albacete a sacar lo máximo posible”. Por un lado, sabe que es el momento más difícil ya que hasta ahora no había nada que perder (porque todo parecía perdido). Por eso, apela a aprovechar el impulso. “Tenemos que seguir con esta mentalidad que tiene ahora el equipo, que juega sin miedo, y eso se nota en el ambiente y en las caras de las jugadoras cuando vienen a entrenar”.