Logo WhatsappLogo InstagramLogo TwitterLogo Facebook

-Anna Karpinska en la entrevista con Radio Horizonte

Anna Karpinska en su entrevista en Radio Horizonte

       Aurelio Maroto

      El 3 de marzo de 2022 llov铆a sobre La Solana. Las gotas de agua sacud铆an la lona de la carpa de carnaval, a煤n caliente tras la fiesta reci茅n terminada. A esas horas tambi茅n ca铆a un aguacero en el este de Ucrania, pero no era agua, sino bombas. Anna Karpinska, ucraniana residente en La Solana desde hace m谩s de dos d茅cadas, hac铆a de tripas coraz贸n para hablar ante el micr贸fono con un doble prop贸sito: denunciar la invasi贸n y reclamar ayuda internacional. Muchos ojos se enrojec铆an mientras Anna hablaba. Hab铆a rabia e impotencia a partes iguales. Hab铆a desaz贸n.

Un a帽o despu茅s, la guerra sigue, la muerte se multiplica y Ucrania se desangra en todos los sentidos. El 24 de febrero, coincidiendo con el primer aniversario de la guerra, se celebr贸 una concentraci贸n en la Plaza Mayor, con 5 minutos de silencio. Un acto simb贸lico para recordar un conflicto que, desgraciadamente, hemos normalizado.

       Serena, con esa sonrisa que, a pesar de todo, no la abandona, Anna Karpinska vuelve a los estudios de Radio Horizonte. Necesita seguir haciendo visible lo invisible, y no solo el aguacero de bombas y muerte que sigue cayendo sobre su tierra eslava, sino tambi茅n su gratitud. Se muere por que los solaneros sepan cuan agradecida est谩 por la ayuda recibida. 鈥淓l pueblo se volc贸 de una manera impresionante, no tengo palabras para agradecerlo鈥, dice con cara de emoci贸n. Aquella respuesta fue s煤bita y sincera a partes iguales. Hab铆a que allegar recursos, en especial comida y ropa. La embajada ucraniana en Madrid canaliz贸 todo ese apoyo a trav茅s de una empresa de transportes. La Solana fue un municipio m谩s, uno entre una legi贸n. 鈥淧uedo asegurar que toda la ayuda lleg贸 a la frontera de Polonia, y desde all铆 al frente鈥.

Dispuesto a morir por la libertad

      Mientras la gente de La Solana, y de medio mundo, se ofrec铆a para ayudar, los ucranianos se ofrec铆an para combatir. Y la raz贸n era clara como el cristal. 鈥淟os j贸venes ucranianos est谩n dispuestos a morir para que Ucrania tenga un fututo en libertad鈥. Y es que Anna vivi贸 su infancia en aquel Tel贸n de Acero donde todo era en blanco y negro. Un recuerdo que permanece vivo en los m谩s viejos del lugar鈥 y no tan viejos, as铆 que no est谩n dispuestos a retroceder a ese mundo sombr铆o. 鈥淣o queremos matar a ning煤n ruso, solo defendemos nuestro territorio, nuestra casa y nuestro pueblo鈥. 鈥淏astante es que tendremos que reconstruirlo de nuevo y estamos dispuestos a ello鈥.

Pero el tiempo pasa deprisa. M谩s de un a帽o se ha esfumado en un santiam茅n, aunque para ellos haya sido un a帽o interminable. 鈥淗a sido un a帽o muy duro para nosotros que estamos en Espa帽a, pero imaginad para los que est谩n all铆鈥. 鈥淭iene que ser muy dif铆cil para una madre dejar a su ni帽o en el colegio, escuchar una sirena para refugiarse y no saber si podr谩 recogerlo con vida鈥.

Su mejor amiga de infancia sigue viviendo en Lviv (Le贸polis), de donde es Anna. Aunque la ciudad est谩 al oeste, lejos del Donb谩s, las sirenas a煤llan y los misiles caen de vez en cuando. El 24 de febrero pasado, al cumplirse un a帽o de la invasi贸n, le envi贸 un mensaje que habla por s铆 solo: 鈥淩ezad por nosotros porque con este t铆o loco (Putin) no sabemos lo que pueda pasar鈥.

-Concentraci贸n-24-2-22

Anna y su familia en la concentraci贸n de hace un a帽o, con la guerra reci茅n comenzada

鈥淪i no es con armas, con qu茅 nos vamos a defender鈥

A menudo le preguntan a Anna qu茅 dicen las noticias desde Espa帽a. All铆 se agarran a la esperanza cuando ven que llegan presidentes occidentales para reunirse con Zelenski. Quieren ayuda porque la necesitan, y no solo alimentos o ropa. Necesitan armas. Se pregunta cu谩nto hubiera aguantado Ucrania sin la ayuda militar internacional; 鈥淪i no nos defendemos con armas, con qu茅 nos vamos a defender鈥. Le parece simplemente iluso decir que no hay que enviarlas y que la soluci贸n es negociar. 鈥淓l gobierno ruso no se va a echar atr谩s, no ahora鈥. Cree que se ha metido en una ratonera y que en la l贸gica del Kremlin solo cabe una victoria militar o, como m铆nimo, consolidar una posici贸n de fuerza para forzar una negociaci贸n ventajosa. Y mientras esto sucede, la gente sigue muriendo. Ucranianos y rusos. Hermanos, en definitiva. 鈥淢i abuelo era ruso鈥, nos recuerda Anna.

鈥淪aldremos reforzados鈥

Admite su miedo a una escalada global: 鈥淧olonia y Lituania son pa铆ses de la OTAN y est谩n muy cerca de Rusia鈥, pero vuelve a ver la botella medio llena y hace una predicci贸n algo sorprendente: 鈥淭odo el mundo dice que esta guerra va para largo, pero yo conf铆o en que termine pronto鈥. Es m谩s, da a entender que esta guerra puede ser el sarampi贸n necesario para una mayor inmunizaci贸n futura. 鈥淐uando esta guerra termine creo que Europa mirar谩 las cosas de otra manera y Ucrania ser谩 un pa铆s m谩s de la Uni贸n Europea鈥. 鈥淎hora es muy dif铆cil verlo, pero con el tiempo saldremos reforzados鈥.

A pesar de la cruda realidad, el optimismo de Anna es contagioso cuando uno la escucha. Nos dice que hay 鈥渕ucha gente importante鈥 en el mundo que quiere ayudar para reconstruir mi pa铆s. Un pa铆s que dej贸 a principios del a帽o 2000, con destino directo a La Solana y su peque帽a Caterina en brazos. Buscaba mejorar los diez euros mensuales que ganaba en el hospital Duque Leo de Lviv, donde trabajaba como enfermera en la planta de cirug铆a. Aqu铆 ha progresado junto a su marido, Sergio, y aqu铆 naci贸 su hijo peque帽o, Martin, que ya tiene 19 a帽os. Est谩n completamente adaptados, integrados y conformes con su vida en Espa帽a. Pero les duele Ucrania. Por eso, toda la comunidad ucraniana de La Solana, como de tantos otros lugares, sue帽a con una 煤nica palabra: PAZ.

Men煤 

Scroll to top

Usamos cookies para mejorar su experiencia en nuestra web. M谩s informaci贸n en: Guía de uso de las cookies.

  Acepto el uso de las cookies en este sitio.