Los jugadores amarillos celebran el 2-0 de Luque

         Aurelio Maroto

        Kiko Vilches, siempre tan resuelto, volvió a reivindicar el rol de su CF La Solana en esta Tercera RFEF, muy distinto al que algunos le quieren dar. Su equipo acababa de recetar un claro 2-0 al Talavera B y sentía autoridad para hacerlo. Cuatro puntos en dos partidos lo hubiera firmado el más pintado, así que el técnico amarillo sacaba pecho de sus jugadores, a los que felicitó por el esfuerzo titánico que habían exhibido sobre el verde de La Moheda.

        Y tanto. El Talavera B no solo jugó sus bazas, sino que sometió a La Solana en muchas fases del encuentro. La diferencia estuvo en la pegada arriba y en el rigor táctico atrás. Ahí, los locales fueron mejores. Y probablemente ganaron por eso, ya que el balón fue visitante en tres cuartas partes del duelo. El filial talaverano demostró muy buen pie y manejó la ronda de pases con fluidez, incluso con descaro. Solo los jugadores amarillos saben cuánto tuvieron que correr para tapar huecos, apretándose con disciplina cuando era preciso y desplegando con velocidad la proyección a la contra.

      Raúl disputa un balón durante el partido     

  Aquí, el factor diferencial fue Raúl Delgado. El canterano solo necesitó dos maniobras, una por cada banda, para asistir a Ángel Luis y Luque en los dos goles, a la postre definitivos. Antes, en el arranque, el mismo Luque estuvo a punto de marcar tras una galopada y un centro preciso de Jesús de la Hoz. En realidad, la producción ofensiva de La Solana se ciñó a estas tres acciones durante la primera mitad. Mucho con muy poco, algo que en esta categoría equivale a tocar el cielo.

      Los entusiastas chicos del Talavera comenzaron a desperezarse con el 2-0 a las costillas. Un poco tarde. Daba gusto verlos jugar, como reconocían muchos aficionados en la grada, pero no tenían último pase, y mucho menos gol. Monreal fue un espectador en la primera parte, guardado por una defensa muy sólida que no echa de menos a los dos Julis (Juli Cacho y Juli García), aún convalecientes. Juan y Diego Sevilla mostraron una gran solvencia.

       La segunda parte tuvo más miga y La Solana sufrió más. Consciente del resultado, Pedro Díaz echó a los suyos un paso arriba. Eso provocó más presencia en ataque, y también más gateras por las que armar el contragolpe local. El partido se hizo más atractivo para el espectador. Llegaron las primeras ocasiones visitantes, una de ellas salvada por Diego Sevilla en la línea de gol. Los dioses estaban con La Solana. El Talavera apretaba y se rompía a la vez. Salió David Sevilla, a fin de tener más balón. Y salió Vicente, a fin de abrir el campo en ataque. Sin la ortodoxia del primer tiempo, las acometidas talaveranas las contestaba La Solana con salidas en velocidad. Jesús de la Hoz, ese depósito de gasolina inagotable, encontró grietas por las que escaparse y generó varias ocasiones, así como Vicente, que estuvo a punto de hacer el tercero en un disparo cruzado. El choque era intenso, bonito y agónico a partes iguales. Monreal tuvo que sacar una buena manopla y abortar un mano a mano en las postrimerías, insuficiente para un Talavera que parecía rendido en el tramo final.

    El encuentro contra el Talavera B fue muy disputado    

         Esta victoria sabe muy bien, sin duda. Y también demuestra que las peritas en dulce no existen en esta Tercera RFEF, que algunos llaman súpertercera. La Solana ha comenzado haciendo los deberes. Por cierto, el equipo salió con camisetas de apoyo a Ángel, que el 30 de septiembre será operado del ligamento cruzado y el menisco. El canterano vio el partido con muletas y es baja para lo que resta de liga. De momento, el club no se plantea un sustituto, pero sí espera la pronta recuperación de jugadores como Juli Cacho, Juli García, Sergio Reyes, y sobre todo Ginaid Aruna. El club aún no tiene el transfer del delantero centro ghanés y Kiko Vilches echa las muelas. Alguien no está haciendo las cosas bien.

Por lo demás, el CF La Solana ha empezado carburando. Es un equipo de autor, con un fuerte sentimiento de pertenencia y automatismos propios de un vestuario que lleva mucho tiempo trabajando codo con codo. Vilches es el patrón del barco. “Es el entrenador más listo que conozco, listo de verdad”, insistía Pedro Díaz en la rueda de prensa posterior.