Aspecto del comedor durante la comida campera                                                                 Foto: GACETA

         Aurelio Maroto

         La peña taurina La Solanera reunió a cientos de personas en su fiesta final de temporada. El chiringuito “El cocodrilo” fue un hervidero durante la jornada dominical, con todo tipo de viandas para agasajar a los socios y otros invitados.

         Por allí estaba el presidente de la veterana peña, Juan Antonio Castaño, que se mostraba feliz por el éxito de esta actividad, “la gente responde siempre a esta cita y no tenemos por qué cambiarla, hay que seguir haciéndola”. Preparar comida y bebida para tanta gente supone mucho trabajo de organización, y también una importante inversión económica. El dinero sale de la venta de lotería.

         Castaño también ha terminado contento con el resultado de la temporada. “El resumen es excelente, ya que los socios han respondido bien a los viajes”. Un total de trescientos asociados han viajado a un total de cinco festejos en Jaén, Ciudad Real, Sanlúcar de Barrameda y dos veces Madrid, “es más de lo que podíamos esperar y seguiremos con esa política”. La idea es organizar otros tantos desplazamientos relativamente cercanos a algunas de las mejores plazas, y con carteles atractivos. También se hará un viaje de fin de semana a alguna ciudad de costa. La peña funciona con normalidad gracias al apoyo de una masa social que supera los 170 socios.

         Preguntamos al presidente por el futuro de los toros a nivel local. Su respuesta fue clara: “en La Solana hay poca afición”. De hecho, admitió que a la última corrida de feria apenas irían una treintena de esos 170 socios de la peña. Un ejemplo que, en su opinión, demuestra que el apoyo a los festejos en el coso de la calle Alhambra es muy limitado. En este sentido, terminó con una afirmación contundente, “queremos que vengan las figuras, pero que sea gratis, y eso es imposible”.