Control y estudios principal de Radio Horizonte-La Solana                               

         Aurelio Maroto

         Trabajar en un medio de comunicación como la radio te ofrece episodios inolvidables, a menudo aderezados con momentos de emoción. Si esa radio se apellida Horizonte, la emisora municipal de La Solana, se entiende todavía mejor por qué merece la pena estar a su servicio, que es el servicio a los oyentes.

         En efecto, la fuerza de Radio Horizonte quedó demostrada, una vez más, este martes. A media mañana, sin avisar, llamamos a la presidenta de la Junta Local de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) para que viniera a nuestros estudios. Queríamos apoyar la campaña para el partido de este sábado en La Moheda, organizado por el FF La Solana, a beneficio de esta asociación. María Catalina de Lara acudió rauda y comenzamos el programa. La cuestión era sencilla, pues se trataba de que la audiencia cogiera el teléfono y llamara para dar su donativo a cambio de una entrada para el partido.

         Como suele ser norma, los oyentes de Radio Horizonte se volcaron en la causa. El teléfono comenzó a sonar de manera frenética y la gente comenzó a ofrecer 10 euros, 20 euros, 50 euros… En apenas 40 minutos de programa llamaron 33 personas, a casi una por minuto, para decir su nombre y el dinero que aportaba. Muchos de esos oyentes, nos consta, son gente muy humilde, con recursos limitados, incluso padres o madres de familias con todos sus miembros en el paro. Otros, embargados por una emoción a veces incontenida, ofrecían su dinero tras haber padecido el cáncer en sus propias carnes. La realidad es que en esos 40 minutos de cuestación se recaudaron más de 500 euros, exactamente 515.

         No hace falta decir muchos más. Sabemos que la audiencia de Radio Horizonte siempre está ahí, con una lealtad a prueba de bombas y dispuesta a colaborar cuándo y cómo se les pida. A eso se le llama radio de servicio público, con mayúsculas. Por cierto, la sintonía de fondo fue BSO de “La vida es bella”. Claro que lo es, a pesar de todo.