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La ciudad

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                            Los números del circo Ambulant ofrecen espectáculo, calidad y emoción

        Aurelio Maroto

Sergi Heredia es bastante joven y dirige con la ilusión de un niño una función muy particular. Se llama Ambulant, un espectáculo circense de gran formato bajo el paraguas de la compañía valenciana La Fam Produccions. Básicamente, rescata la memoria de aquellos circos de antaño, aunque con la visualidad y matices de las posibilidades escénicas de hoy. En resumen, es un homenaje a los circos que llegaban a los pueblos con el carro, los baúles y los maletones a cuestas. Allí llevaban toda la intendencia física, aunque lo más importante de todo eran los artistas, esa pléyade de payasos, malabaristas, equilibristas y acróbatas. El teatro ‘Tomás Barrera’ acogió este sábado Ambulant, donde más de 300 espectadores disfrutaron y se emocionaron con números realmente espectaculares, con una factura técnica sensacional y una versatilidad que no permitía pestañear.

“Nos apetecía mucho hacer algo poético y generar una atmósfera con el circo de toda la vida, con esa parte nostálgica”, declaró a la prensa Sergi Heredia minutos antes de la función. “Naturalmente, a ese ‘viaje’ al pasado se añade la actualidad de un montaje muy visual y una elaborada puesta en escena”, añadía.

Una parte del trabajo de esta compañía es la investigación para recuperar los elementos y las técnicas singulares del ayer. Han buceado en bibliografía del circo desde los años 20 del siglo pasado, recreando fotografías escénicas de aquella época. Es un espectáculo pensado para todos los públicos y que funciona muy bien, según Heredia, quien reconoce que la agenda de 2024 ya está repleta para continuar recorriendo España. “Estamos muy contentos con la respuesta, sobre todo porque muchas veces se asocia el circo al público infantil y no es verdad”. “Si es un buen espectáculo los adultos se enganchan igual que los niños”.

-Enseres de los circos de antaño en el hall del Tomás Barrera

          La compañía ambientó el hall del Tomás Barrera con enseres de los circos de antaño        Foto: GACETA       

     Son diez personas en escena, de las cuales ocho artistas de circo y dos músicos. El público se embelesa con números tan célebres como la báscula coreana, la barra fija, los diábolos o suspensión capilar. Y por supuesto, no faltan los payasos. A la pregunta de si el ‘mayor espectáculo del mundo’ tiene futuro, Sergi Heredia era taxativo: “El circo tiene cada vez más fututo; lo hemos asociado a la carpa que se monta y desmonta de pueblo en pueblo, pero ahora se está haciendo un espacio para el circo en la calle y dentro de la sala”. “Puede tener cabida dentro de cualquier programación cultural”.

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