Fernando García da instrucciones durante un partido

               Aurelio Maroto

         Fernando García Alhambra (La Solana, 1980) trabaja ya a conciencia al frente del CB Daimiel. En una operación relámpago, el joven técnico solanero ha aceptado el reto de reflotar la nave daimieleña, que navega a la cola de la Liga EBA. Sustituye en el cargo a Bernardo Rodríguez y llega con la ilusión por bandera, amén de una dosis de responsabilidad que no rehúye.

            “Me he dejado llevar por el instinto”, dijo en declaraciones a Radio Horizonte-La Solana. Tras su paso por el Albecete Basket como segundo de a bordo en LEB Plata, el que fuera responsable de la prolífica cantera de basket de La Solana y actual Director de Formación de la FBCLM, admite que le apetecía volver a sentarse en un banquillo importante y el Daimiel le ha brindado esa oportunidad. “Me gusta entrenar y me han trasmitido mucha confianza”. “No me da miedo porque al final sólo es baloncesto y sé muy bien lo que quiero”.

            El lunes fue presentado oficialmente, dirigió su primer entrenamiento, y el martes se reunió de manera individual con los jugadores. Quiere conocer de qué pie cojea cada uno, cuál es su nivel de motivación, de compromiso y en qué les puede ayudar para mejorar su rendimiento en la pista. “Hay que incidir en el aspecto mental y resetearnos desde cero”. “Debemos intentar que sean felices jugando”.

            A partir de ahí, el nuevo míster daimieleño cree que la plantilla tiene calidad suficiente para competir en EBA. “Hay jugadores de prestigio, con experiencia y cualidades suficientes”. Y detrás de ellos –añade- “una directiva que lo está dando todo y una afición importante”. Desde el punto de vista puramente deportivo, dice que es urgente “mejorar las situaciones de juego”, con un factor fundamental a trabajar: la defensa.

            La pregunta del millón es si podrá salvar al CB Daimiel del descenso, ahora mismo a 4 victorias de la permanencia y con sólo 12 partidos por delante. Fernando García es optimista, aunque evita vender humo. “Claro que es posible, pero tenemos que ir paso a paso”.