Manuel Plaza con el elfo que ha 'escondido' los décimos en la plaza                    Foto: GACETA

   Aurelio Maroto

   Cuando el frío aprieta y el calendario se encamina sin remedio hacia el sorteo extraordinario de Navidad, la ilusión busca rendijas por donde colarse. A veces lo hace en forma de luces, otras de villancicos, y este año también lo ha hecho en forma de búsqueda: la de unos décimos de lotería escondidos que la gente tendrá que buscar... y encontrar. La idea, tan sencilla como ingeniosa, ha salido del mostrador del establecimiento de loterías y apuestas de la calle Emilio Nieto, regentado por Manuel Plaza. Aunque él echa la culpa a alguien con nombre propio y orejas puntiagudas.

   “El que la ha liado ha sido el elfo que tenemos en la tienda”, explicaba entre risas Manuel Plaza a los micrófonos de Radio Horizonte. Un elfo travieso, noctámbulo y con tendencia a “hacer trastadas” cuando cae la noche, ha decidido ‘fabricar’ unos décimos simbólicos para repartirlos por la Plaza Mayor. El plan es claro: quien encuentre uno de esos boletos podrá canjearlo por el décimo auténtico del sorteo de Navidad de este lunes, siempre que sea mayor de edad o, en caso contrario, que lo entregue a un adulto que lo sea.

   La caza del tesoro está en marcha. Cinco de los décimos se esconden en la plaza, ese corazón de piedra y paso lento donde la Navidad siempre deja huella. Todos corresponden al mismo número, el mismo sueño. La tienda abrirá el sábado por la tarde y el domingo por la mañana para atender a quienes se animen a participar en la búsqueda o, simplemente, a comprar el número que anda jugando al escondite con el pueblo. “Si no toca, al menos que quede la ilusión”, resumía Manuel Plaza, consciente de que en tiempos revueltos cualquier excusa es buena para endulzar el ambiente.

   No es la primera vez que la idea rondaba su cabeza. Como se dice por aquí, “llevaba tiempo barruntándola, esperando el momento oportuno para echarla a andar, y ha llegado ahora, con un elfo a punto de hacer la maleta". Aún hay tiempo para buscar, para imaginar, para creer que la suerte puede estar doblada en cualquier recoveco. Porque, al fin y al cabo, la Navidad también va de eso: de dejar que la ilusión se cuele, aunque sea disfrazada de elfo travieso.