Paulino Sánchez

La conmemoración del 175 aniversario de la aparición de la Virgen del Consuelo a María Antonia García Parra Naranjo concluyó en la tarde del domingo 25 de mayo, la misma fecha en la que tuvo lugar la primera de las tres apariciones que tuvieron lugar en el año 1850. Como de costumbre, la novena en honor de la Virgen se ha celebrado en la parroquia de Santa Catalina, con la presencia de numerosos fieles.

El novenario comenzaba a las ocho de la tarde con el rezo del rosario y la novena a la Virgen, cuya imagen estaba colocada en un altar al lado del evangelio, como es tradicional para estas celebraciones del mes de mayo. La eucaristía vespertina del domingo fue especial, porque coincidía con el 175 aniversario de la aparición, llenando la nave del templo los numerosos devotos que no quisieron perderse esta conmemoración.

   El párroco de Santa Catalina, Benjamín Rey, fue el encargado de celebrar la eucaristía, recordando en la homilía diversos aspectos relacionados con la aparición, así como la descripción que hizo el sacerdote Eusebio María Morales de la forma que debían tener las imágenes de la Virgen del Consuelo y del Niño Jesús.

   Al finalizar la celebración, Benjamín Rey leyó un poema escrito por María Antonia García Parra en el periodo de tiempo que transcurrió desde la aparición de la Virgen a la muerte de la vidente. Esto ocurrió cuando contaba cuarenta años y había profesado como monja de clausura en el convento de Concepcionistas Franciscanas de Manzanares, donde fue enterrada.

Tanto el sábado como el domingo, se repartieron a los fieles presentes en el templo dos estampas de la Virgen, una de la parroquia de Santa Catalina con un primer plano de las imágenes y otra estampa de la aparición, costeada por la familia Arroyo López de la Osa, que es la encargada de organizar los novenarios a la Virgen.

Además de los cultos, durante estos días se organizó una conferencia, que corrió a cargo de Inmaculada Serrano. Las conmemoraciones continuarán en el mes de noviembre, coincidiendo con la llegada de la primera imagen de la Virgen del Consuelo a La Solana. Lo hizo al convento de San José de las Monjas Dominicas, para ser trasladada posteriormente a la parroquia de Santa Catalina y colocada en la capilla de San Ildefonso.