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La ciudad

-Charla Consuelo-1

Lleno para escuchar la conferencia            Foto: GACETA

   Aurelio Maroto

   Han pasado 175 años desde que, según la tradición popular, la Virgen se apareció a una humilde mujer solanera, María Antonia Parra Naranjo. Lo hizo bajo la advocación del Consuelo, y desde entonces la devoción no ha cesado en la localidad. Sin embargo, mucha gente conoce poco, y directamente no conoce, este episodio.

  Fue en año 1850 cuando se produjeron las ‘apariciones’. Hubo tres, la primera el 25 de mayo y dos más los días 8 de junio y 12 de julio. Aprovechando el aniversario de la efeméride, la parroquia de Santa Catalina ha organizado varias actividades. La primera ha sido una novena en honor a la Virgen del Consuelo, que finaliza este domingo. Y la segunda una charla informativa a cargo de Inmaculada Serrano. Ofreció una interesante conferencia en el aula San Juan de Ávila de la Casa de la Iglesia, que se llenó para la ocasión

   “Se trataba de dar voz a esta historia que ocurrió en La Solana y que mucha gente ha olvidado, o simplemente no sabe que sucedió”, declaró a la prensa minutos antes. Recordó las tres apariciones que hubo en aquella primavera-verano de 1850, donde la Virgen habría pedido a María Antonia Parra realizar una novena bajo la advocación del Consuelo, porque quería consolar a todos los afligidos. “Se conocen testimonios orales de peregrinaciones a La Solana ante el crecimiento de esa devoción”. Se hizo un primera imagen, que se colocó en la capilla del Sagrario, en Santa Catalina, pero fue destruida durante la guerra civil. Después se creó una imagen nueva, que es la que hoy se puede ver en la misma parroquia, concretamente en la capilla de San Ildefonso.

-Inmaculada Serrano durante su charla

Inmaculada Serrano durante su charla             Foto: GACETA

Un mensaje potente

   Inmaculada Serrano puso el acento en el potente mensaje que trasmitió la vidente, ya que se fijaba en las personas más indefensas y frágiles. “En aquel momento no existía ninguna advocación de Virgen del Consuelo como madre de todos para consolar a los más afligidos y vulnerables”. “La Virgen le pidió que atendiera todas las causas auxiliadas por ella”. María Antonia Parra terminó sus días como monja de clausura concepcionista.

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