Aspecto de La Moheda en un partido de esta temporada                                  Foto: GACETA

      Aurelio Maroto

      El CF La Solana está de dulce. Tras un arranque liguero titubeante, con dos derrotas y dos empates en las cuatro primeras jornadas, las cosas han cambiado de manera radical. Los amarillos han encadenado 11 partidos sin perder, de los cuales 9 victorias y solo dos empates. Es más, en este intervalo ha marcado 26 goles y solo ha recibido 3. Son números simplemente espectaculares de un equipo hecho para pelear con los mejores y, llegado el caso, optar a todo. Valga como dato que el equipo Julián Falcón ha marcado en todos los partidos de liga.

     Pero, ¿dónde está la clave de esta reacción? No hay una sola, naturalmente, pero todos coinciden en que La Solana de ahora no tiene nada que ver con La Solana de agosto y septiembre. Julián Falcón y su cuerpo técnico necesitaban tiempo para colocar las piezas en un tablero completamente nuevo. Solo quedaban dos jugadores de la temporada pasada: Josema y Tati Maldonado. Además, el club no supo en qué categoría iba a jugar hasta el 23 de julio, cuando la plaza que muchos creían que darían al Manchego CR en 2ª RFEF fue para el Móstoles, arrastrando a La Solana definitivamente a Regional Preferente. El técnico canario activó su particular ‘plan B’ y armó la plantilla lo mejor que pudo, pero con evidentes prisas.

     Tras una pretemporada decente, el comienzo liguero demostró que el proyecto estaba blando, sin cuajar. A los desajustes tácticos se sumó un importuno retraso en varias fichas de jugadores importantes, que no pudieron debutar en los primeros partidos. Para colmo, el equipo tuvo un inicio de calendario exigente. Es verdad que aparecieron los nervios y se produjo cierta inquietud entre la afición. Dos puntos en cuatro partidos era un balance que no estaba en el guion.

Rodrigo Alves ya lleva 11 goles y el la referencia arriba                     Foto: GACETA 

   Pero todo cambió el 6 de octubre. Ese día, La Solana visitaba al At. Tomelloso. Derbi de altura… y de obligación. Rodrigo Alves comandó un 0-3 tan rotundo como convincente, en un partido excelso de los amarillos (ese día de azul). Fue el punto de inflexión. A partir de ahí, una victoria tras otra hasta media docena más. Sin embargo, tan llamativa es la racha de triunfos como la forma de producirse. Cero goles en contra revela que La Solana se solidificado su balance defensivo. “Los grandes equipos se construyen con grandes defensas”, ha dicho Falcón en varias ocasiones. Reconoce que machacan los conceptos defensivos en cada entrenamiento, sabedor de que la pólvora arriba está garantizada. Tener a Rodrigo Alves (11 goles) es tener un tesoro. Pero hay mucho más. Las llegadas de jugadores como Iván Riveiro o Micue, y más recientemente Samu Padilla, han subido aún más el nivel de la plantilla. El equipo hace ocasiones y goles con relativa facilidad, pero uno de los pilares de la remontada está siendo la seguridad defensiva. Jugadores como Gregorio Uriel o Exequiel crecen a pasos agigantados en el eje central, Tati por fin ha encontrado su particular timing en el carril derecho, con Nelson como digno ‘competidor’ por ese puesto. El canterano Samu ha terminado de coser el lateral zurdo y la baza de un Aridani en crecimiento es más que fiable.

    En el centro del campo hay mucho pie, con varios registros entre jugadores como Javi García, David Villar, Prince o el mismo Josema, aún en el dique seco. Y los extremos también están bien surtidos con futbolistas como Julyan Ayala o Ángel. Naturalmente, todo nace desde la portería, donde contar con Manolo es todo un lujo. Rodrigo Alves no ha ocultado su ilusión: "Tenemos hambre", ha dicho varias veces, pero también ha incidido en una palabra para seguir así: humildad. “El equipo es humilde, creemos en nosotros, creemos en el trabajo del míster y creemos en nuestra afición; ese es el camino”.

    Después de 14 jornadas, el CF La Solana es tercero con 30 puntos, de los cuales 28 consecutivos. Es evidente que aquella plantilla que se saludó por primera vez el 3 de agosto, ya es un equipo. El entrenador sabe que tiene mucha calidad en el vestuario y que su responsabilidad es sacarle el mayor jugo posible. Y en su cuaderno de bitácora tiene marcados en rojo diciembre y enero: "Ahí estará la clave de la temporada", dice con rotundidad.