Alumnos de 6º del CEIP Federico Romero que han viajado a Italia

          Aurelio Maroto

          El CEIP Federico Romero ha regresado de un nuevo viaje de intercambio educativo. Esta vez ha sido a Italia, donde una veintena de alumnos de 6º de Primaria y tres maestros han vivido otra experiencia internacional que les ha permitido disfrutar y aprender a partes iguales. Ha sido gracias al proyecto Erasmus, un crisol que hace viables económicamente movilidades de esta naturaleza. La trayectoria del centro es larga en este tipo de intercambios, y aún les queda otra en este curso.

En esta ocasión, la representación solanera ha viajado Gallarate, un muncicpio de unos 50.000 habitantes cercano a Milán, en el norte de Italia. La estancia no ha podido ser más positiva, según Sebas de Lara, director del colegio y uno de los expedicionarios: “Soy un apasionado de los viajes y es siempre muy enriquecedor viajar; se han traído muchas experiencias y la primera es convivir con sus compañeros y conocer un país distinto con unas realidades diferentes”. Es un proyecto en inglés, que se utiliza como idioma común, pero el italiano y el español tienen similitudes y ha permitido una comunicación bastante fluida. Y entre los posos del viaje, uno que perdura: “Ha nacido el germen de una amistad y en el futuro trabajaremos proyectos con ellos”.

Sebas de Lara es un defensor de los Erasmus. Cree que son programas de una importancia capital. “Estamos acostumbrados a estar entre las cuatro paredes de nuestro centro y estos viajes les abre la mente”. “Gracias a ellos podemos hacer estos intercambios, que serían imposibles con nuestro propios medios”. Además, se impulsa el sentimiento europeo, del que tanto se hace gala desde las instituciones continentales. “Los niños se dan cuenta de lo que significa pertenecer a Europa”.

La expedición solanera en Milán

José María tiene 12 años y ha sido uno de los alumnos que ha viajado a Italia. “Ha sido una actividad muy chula con amigos y compañeros, porque hemos montado por primera vez en avión y hemos conocido un país distinto al nuestro”, nos dicen. Les ha gustado visitar monumentos como el castillo o la catedral milanesa, también el lago Maggiore, y viajar en tren y barco a unas islas cercanas. Otras cosas les han chocado algo más. “Se levantan muy temprano y se van a dormir muy temprano; ¡hacen todo muy temprano!, exclama Lucía. Lo dicho, conviene saber cómo viven más allá de nuestra piel de toro, y están deseando conocer más mundo. Francia o Bélgica son algunos de los destinos que les gustaría conocer. Eso sí, no dudan cuando le preguntamos qué estilo de vida prefieren: ¡El de España!, vuelven a exclamar al unísono. Será por algo.