Fran Marín -izda- celebra el 2-1 que acababa de marcar de cabeza. A su lado, Juan

             Aurelio Maroto

            Si lo importante es ganar, La Solana aprobó el examen. Si hubiera que valorar el desempeño general del equipo, el suspenso está cantado. El 3-2 de este domingo frente al CD Valdepeñas fue la mejor noticia tras un partido de contrastes, donde el equipo de Kiko Vilches tuvo un gran arranque, creando ocasiones como el que colecciona sellos (y ahí llegó el 1-0), pero colapsó sin razón aparente cuando Monreal cantó La Traviata en el empate a uno. Esta vez, el rescate final llegó de Tomelloso, gracias a un killerazo de Javi López que evitó a tiempo un nuevo funeral en La Moheda.

            El derbi comarcal tenía tintes de urgencia para La Solana tras dos derrotas consecutivas. Y llegaba un Valdepeñas sacudido por la marcha de su entrenador. Vilches sorprendió dando la titularidad a Fran Marín como compañero de eje con Sancho, tirando a Juan al lateral derecho y dejando a Bonilla sin siquiera convocar. Arriba, volvía Luque para acompañar a Cabriti como pareja de baile ante la ausencia del sancionado Sergio Reyes. Lo demás era la receta habitual, con Pirri como faro de salida, Diego Sevilla como pretoriano a su lado, y libertad para que Raúl y David Sevilla generaran en tres cuartos.

            La salida valiente del Valdepeñas, que evitó meterse en la cueva, pudo costarle muy cara. La Solana se sacudía la presión con facilidad y encontraba espacios de carrera. Las oportunidades llegaron en seguida. Una maniobra sublime de David Sevilla por la izquierda, con varias fintas marca de la casa, terminó en un pase interior a Raúl que acabó en la red con la ayuda involuntaria un contrario. Era el minuto 11 y el gol hacía justicia. El siguiente cuarto de hora fue un acoso y derribo a un Valdepeñas que no encontraba el sitio. Juan y Cabriti gozaron de dos mano a mano que no supieron concretar, y el árbitro no quiso saber nada tras un derribo claro de Alejandro sobre el extremo catalán.

            Pero en el minuto 28 llegó el grotesco error de Monreal tras un débil disparo de Álex y se produjo el cortocircuito. La Solana se amilanó al tiempo que El Valdepeñas creció. Juanan se adueñó del centro del campo y guió a los suyos ante el desbarajuste defensivo de los amarillos, cuyo desorden en el repliegue y dificultades para cortar las andanadas visitantes se convirtieron en un calvario. Fue ahí cuando los vinateros pudieron hacer más daño, sin éxito. La sustitución de Luque, con malas sensaciones musculares, vino a echar más leña al fuego.

            La reanudación comenzó muy bien para La Solana. Fran Marín ejecutó a su ex-equipo rematando de forma impecable una falta lateral. Pero, extrañamente, ese gol no serenó el juego amarillo. Las imprecisiones en el medio campo siguieron y el Valdepeñas volvió a creérselo, así que Jesús no tardó en devolver las tablas en otra confusión de patio de colegio.

            Kiko Vilches buscó soluciones en el banquillo. Salió Josema para calmar el juego en el medio centro y Ángel para dar más profundidad por el costado derecho, aunque a pierna cambiada. El equipo no mejoró demasiado. Era cuestión de esperar una genialidad, y sobre todo de no encajar ante un adversario que también había sacudido su banquillo en busca de una victoria que veía posible. Fue entonces cuando se produjo un doble lance. Por un lado, la salida de Javi López, lo que dio mordiente y amplitud al ataque local. Por otro, la lesión de Solís cuando Pedro Eizaga había agotado todos sus cambios, lo que frenó el ímpetu visitante. En estas, un centro de Ángel sin aparente peligro lo buscó Javi López como un poseso. Metió la cabeza al primer palo y el balón entró por el ojo de una aguja. Gol de killer total y celebración enrabietada que valían tres puntos. Pero, sobre todo, valía quitarse de encima una losa. La suya por la mala suerte que está teniendo con las lesiones, y la de su equipo porque la presión esta temporada es mucha. Tal vez demasiada.