Fernando del Rey, premio Nacional de Historia por Retaguardia Roja: 'Si no hay golpe, no hay guerra'
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Publicado: 06 Noviembre 2020

Fernando del Rey en una imagen reciente Foto: El Pa铆s
Aurelio Maroto
Hab铆a regresado de dar un paseo matutino por el lago de la Casa de Campo y ya estaba en casa, trabajando, cuando son贸 el tel茅fono. Era el ministro de Cultura y no pod铆a creerlo. S铆, le anunciaba que era el nuevo Premio Nacional de Historia. Fernando del Rey Reguillo (La Solana, 1960) hab铆a obtenido el reconocimiento del tribunal gracias a Retaguardia Roja (Galaxia Gutenberg), su 煤ltimo libro. Un crudo relato de los primeros y violentos meses de la guerra civil en los pueblos de Ciudad Real, entre ellos el suyo.
Todav铆a impresionado, am茅n de algo abrumado por la l贸gica repercusi贸n medi谩tica, atend铆a a la emisora municipal de su localidad natal, Radio Horizonte. 鈥淓stoy emocionado, sorprendido y agradecido al jurado; no me lo esperaba鈥. No oculta que un galard贸n de esta naturaleza supone un antes y un despu茅s; 鈥渓o veo como el premio a una vida de trabajo dedicado a esto鈥. Sin embargo, enfatiza que ha sido su libro m谩s dif铆cil, y no solo desde el punto de vista literario. 鈥淧ara m铆 ha sido muy duro, porque son sucesos duros que, adem谩s, se desarrollan en mi tierra鈥. Admite que sent铆a el gusanillo de entrar en la realidad de 谩reas m谩s concretas, lo que 茅l llama el microcosmos. 鈥淒esde el a帽o noventa empec茅 a visitar el archivo y a hacer entrevistas cuando iba a La Solana de vacaciones鈥. Sent铆a la obligaci贸n de afrontar un tema tan peliagudo.
Criado en una familia conservadora y muy cat贸lica, solo conoc铆a una versi贸n, de modo decidi贸 鈥渁brir el arco鈥. 鈥淓l pasado es un conjunto de voces heterog茅neas y hay que escucharlos a todos鈥, argumenta. Retaguardia Roja se adentra en los pueblos de Ciudad Real, escudri帽ando en el tu茅tano de un mundo sin foco para los historiadores de 谩mbito nacional, acostumbrados a fijar la mirada en las grandes ciudades. Una tendencia que, a su juicio, construye un modelo interpretativo determinado que decidi贸 someter a prueba. Tal era el desaf铆o.
El autor se afana en encontrar respuestas y desmontar algunos mitos. Por ejemplo, si los sovi茅ticos tuvieron mucho que ver en las matanzas de la retaguardia republicana. 鈥淟a respuesta es que no鈥, sentencia, y arguye un razonamiento simple: 鈥渆n La Mancha no hab铆a asesores sovi茅ticos y los comunistas eran cuatro gatos鈥. 鈥淯n universo peque帽o mirado con el microscopio te puede decir m谩s que una gran ciudad鈥.
Aunque operaron otras fuerzas y otros condicionantes, Fernando del Rey concluye que la Guerra Civil estalla porque la sublevaci贸n fracasa parcialmente. 鈥淪i no hay golpe, no hay guerra; esto es una obviedad en la que hay que insistir鈥. Es aqu铆 donde el historiador solanero carga las tintas contra sus instigadores. 鈥淪u responsabilidad es tremenda porque si no controlas un determinado territorio, tus afines ideol贸gicos pagar谩n el pato鈥.
En este sentido, rechaza la corriente que defiende la inevitabilidad del conflicto armado, o incluso anticipa su g茅nesis efectiva en octubre de 1934, con ocasi贸n de la revuelta asturiana. 鈥淗emos sido v铆ctimas de la propaganda que cre贸 la dictadura para justificar el golpe, pero ning煤n historiador serio acepta que en Espa帽a iba a estallar una revoluci贸n comunista鈥.
La realidad es que en julio del 36 se produjo el alzamiento y su fracaso en la provincia de Ciudad Real desat贸 la represi贸n izquierdista. Fernando del Rey pone el acento en el c贸mo y el porqu茅, aunque parte de un axioma capital: aqu铆 no hay buenos ni malos. 鈥淣o es que los de izquierdas fueran muy malos, eso es una chorrada como una catedral鈥. Huye de esa dicotom铆a perversa y se esfuerza en hacer entender que 鈥渆n una guerra civil la gente se mata entre s铆, desgraciadamente鈥. Como tambi茅n insiste en que las grandes matanzas las perpetraron minor铆as radicalizadas.
Seg煤n dice, los tiempos de mayor acometividad y violencia 鈥渄uran lo que dura la revoluci贸n, hasta que la Rep煤blica y el Gobierno de [Francisco] Largo Caballero consigue parar a los comit茅s y a las milicias, y eso se ve muy bien en La Solana鈥. Es aqu铆 donde ensalza la figura de Melit贸n Serrano, l铆der del sindicalismo obrero de enorme carisma. 鈥淓s un personaje fascinante que se jug贸 la vida intentando parar las matanzas鈥.

Portada de Retaguardia Roja (Galaxia Gutenberg)
El libro recrea la dureza de aquellos meses de violencia, con episodios terribles en seg煤n qu茅 pueblos. Relata muchos de gran violencia, a menudo en funci贸n de las circunstancias sociales y econ贸micas de cada municipio. Aparecen multitud de nombres, lugares y fechas que adornan una narraci贸n de los acontecimientos 谩gil y llena de matices. En buena parte, el historiador solanero bebe de las fuentes orales, a veces denostadas y cada vez m谩s valoradas. Aun cuando advierte de la prudencia con las que hay que recogerlas habida cuenta del sesgo que pueden tener, cree que 鈥渄an m谩s frescura y ofrecen muchas claves鈥. 鈥淢i vocaci贸n de historiador naci贸 escuchando relatos en las tertulias veraniegas en la calle, oyendo a las se帽oras mayores鈥. Entre ellas, su misma madre.
Confiesa que 鈥榮u鈥 t铆tulo era La Mancha de sangre, un original juego de palabras que fotografiaba muy bien el resumen de los acontecimientos descritos. Razones editoriales lo impidieron y es plenamente consciente de la confusi贸n que puede crear la palabra 鈥榬oja鈥, aunque prefiere restarle importancia y recordar que, a la postre, 鈥渆l rojo es el color de la revoluci贸n, que es lo que cuento鈥.
El flamante Premio Nacional de Historia siente un sano orgullo. Ha conseguido el aplauso del mundo acad茅mico, aunque 鈥損arafrase谩ndolo- no deja de ser un microcosmos. Quiz谩s le interesa m谩s el gran cosmos que forman los lectores de a pie, ese hombre-masa del que hablaba Ortega en el La rebeli贸n de las masas. Es bueno que todos aprendan qu茅 pas贸, para que no pase m谩s.
En todo caso, insiste: 鈥淣o quiero hacer de juez, solo jerarquizo los acontecimientos鈥. Se lo dijo muy claro una de sus entrevistadas de La Solana, una mujer de derechas: 鈥渟i Franco no se levanta, a mi padre no lo matan鈥.
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