José Díaz-Cano al frente de su cuadrilla en plena faena                Foto: GACETA

Gabriel Jaime

Los viticultores afrontan la recta final de una vendimia atípica por el coronavirus y con unos precios por debajo de los costes de producción. Radio Horizonte La Solana ha hablado con el experimentado agricultor solanero José Díaz-Cano para conocer las impresiones del sector en esta campaña.

En primer lugar, indicó que los precios de la uva no se ajustan con la realidad. Explicó que los agricultores notarán una bajada de precio del 30%, mientras que los consumidores no pagarán un 30% menos por cada botella de vino “por eso no se ajustan a la realidad, y además, está claro que no se llegan a pagar los costes de producción”. Dijo que los viticultores se ven forzados a firmar contratos con las bodegas antes de descargar sus cosechas “con una cláusula que dice que cubren los costes de producción, pero todo el mundo sabe, y la administración también, que esto no se cumple”. Al respecto añadió “espero que no utilicen a los agricultores como chivo expiatorio para denunciar a las bodegas”.

La bajada de precios repercute negativamente en el poder adquisitivo y en el futuro del sector “los precios de los productos que necesitamos no nos los bajan en la misma proporción, así no podemos subsistir, y muchas pequeñas explotaciones van a desaparecer”. Díaz-Cano recalcó que “la agricultura arraiga mucha gente a la zona y genera mucha riqueza que posteriormente se distribuye en el resto de sectores”.

La producción es la esperada, al menos en viña de vaso y secano. Dijo que algunas parcelas tienen algo menos de fruto porque la uva se ha quedado muy pequeña tras la ausencia de lluvias en los últimos meses “parecía que podría bajar, pero al final no se notará demasiado porque en los últimos años se han arrancado muchas cepas viejas en vaso y se han plantado otras nuevas con unos clones extraordinarios que tienen gran producción”. También destacó algunas cualidades del fruto, “la uva está sana, pero no tiene el grado que se esperaba porque la viña lleva un gran estrés y no ha podido terminar su maduración”, apostilló.

La mascarilla y las altas temperaturas del campo dificultan la tarea       Foto: GACETA

Vendimiar con mascarilla y a 35 grados

Díaz-Cano indicó que los agricultores iniciaron la campaña con una tensa calma ante la posible evolución del coronavirus “empezamos algo dubitativos, utilizando todas las medidas de seguridad y al menos de momento, no se ha hablado todavía de ningún brote en las cuadrillas”. A primera hora se toma la temperatura de los jornaleros y se guarda la distancia en el tajo “porque vendimiamos en vaso y hay espacio suficiente entre las cepas para que cada uno vaya en su liño”.

Reconoce que no es cómodo vendimiar con mascarilla “las dos primeras semanas fue algo inhumano con temperaturas de 35 grados”. Al respecto, el viticultor dijo que “este tipo de medidas se legisla en un despacho con aire acondicionado, pero ya me gustaría ver a los legisladores en el campo y en estas condiciones”. En todo caso, todos entienden los nuevos protocolos: distancia, temperatura, gel… “pero estamos deseando terminar lo antes posible”, apostilló.