Sara Pons y Sara Anglada protagonizan el montaje Wabi Sabi          Foto: GACETA

           Aurelio Maroto

            Wabi Sabi significa, en japonés, el arte de la imperfección, del cual pueden salir cosas maravillosas. He ahí la esencia del espectáculo que presentó en La Solana la compañía Mons Dansa para abrir la programación de Otoño-2017 en el auditorio Tomás Barrera.

Se trata de un montaje de teatro gestual basado en la danza. Sobre el escenario, Sara Pons y Sara Anglada dan vida a dos personajes inacabados, imperfectos, como una hoja de papel a medio terminar. Y es que el papel lo proyecta todo, habida cuenta que los elementos que acompañan el decorado están hechos de este material. Hay muñecas, libros, árboles… arropados por escenas audiovisuales. “Va sobre las historias no explicadas que podemos pintar en un dibujo o escribir en media historia, las recuperamos para darles vida y vigencia”, declaró a la prensa Sara Pons.

            El objetivo es que el público salga pensando que pueden crear cosas con un simple trozo de papel “y que piense que con poco se logran cosas muy buenas”. En ese contexto, el lenguaje corporal de la danza es universal. “Te puedes comunicar y decir muchas cosas no sólo con la palabra”, decía Sara Anglada. De hecho, han actuado incluso en EEUU sin que tuvieran que cambiar la esencia de su actuación. “Lo bonito de la danza es que puedes llegar a muchos lugares, aunque se comuniquen con idiomas distintos”. Incluso han hecho funciones para niños sordomudos, introduciendo ‘sonidos’ mediante la gestualidad.

            Así llevan girando desde hace aproximadamente dos años. Desgraciadamente, el Tomás Barrera registró esta vez escasa afluencia, aunque el público que fue salió más que satisfecho.