El párroco benfijo a las mascotas... y a sus dueños                                                             Foto: GACETA

         Aurelio Maroto

         Muchos animales, mucha gente y, sobre todo, un tiempo espléndido. Todo se unió para que las fiestas de San Antón brillaran. El entorno de la antiquísima ermita se mantuvo muy animado durante la tarde-noche del sábado y la mañana del domingo. Cientos de solaneros acudieron en masa a la cita con el santo anacoreta. Como patrón de los animales, presidió la bendición dominical de mascotas, tradición que sigue creciendo.

         Las actividades comenzaron el sábado por la tarde, con la bendición de los roscos. La hermandad de San Antón preparó 1.200 unidades, que se vendieron a un euro. Además, prepararon 80 litros de chocolate. La gran novedad fue el adelanto de la celebración eucarística, normalmente el domingo y esta vez trasladada al sábado. Fue oficiada por el párroco de Santa Catalina, Benjamín Rey ante una ermita repleta. A continuación se encendió la popular lumbre, para la que se trajeron dos remolques de leña y cepas. La suavidad del clima hizo que la gente se quedara hasta tarde, disfrutando de la velada. Incluso se acercó un grupo de jóvenes que improvisaron un botellón. Los directivos de la hermandad tuvieron incluso que instarles a marcharse cerca de las dos de la madrugada.

         El domingo también amaneció soleado y agradable, reuniendo a un gran número de animales. La procesión comenzó a las diez y cuarto con la imagen portada a hombros. Justo después llegó el momento de la bendición. Pasaron 155 mascotas, con mayoría de perros de las razas más variopintas. Uno de ellos, vestido de conductor de ambulancia 112, se llevó el galardón al más original. Otro cachorro de un mes ganó el premio al animal más joven, y un caballo con 25 años de edad se adjudicó el premio al más viejo.

         La hermandad sorteó 62 regalos entre los animales bendecidos, donados en los días previos por diferentes firmas comerciales y ciudadanos a título particular. A su término, el directivo Antonio Ruiz-Peinado, expresaba su satisfacción por el resultado de la fiesta, “el tiempo ha ayudado a que venga más gente”. Considera una buena idea el adelanto de la misa al sábado, “la ermita se ha llenado y ha favorecido la venta de roscos”. Por otra parte, destacó la mejora en la instalación eléctrica, aunque echa de menos más iluminación, sobre todo en la trasera de la ermita. Por cierto, la hermandad sigue sin presidente, aunque esta situación se corregirá en breve. “En la próxima asamblea elegiremos presidente o presidenta”.