Imprimir 

Ángel Izquierdo banquillo

Ángel Izquierdo, un técnico al que no le tiembla el pulso            

         Aurelio Maroto

         Hay que tenerlos bien puestos para hacer lo que hizo Ángel Izquierdo. Partido decisivo, en La Moheda, contra un rival directo y Naranjo en el banquillo. La afición no daba crédito, la prensa tampoco. Ni siquiera los jugadores, que cruzaron miradas de perplejidad cuando dio la alineación. La estrella del equipo, con 22 goles a cuestas, fuera del once. ¿Lesionado?, no. ¿En baja forma?, tampoco. Decisión puramente técnica. El elegido, esta vez, Rafa Cortés, y el juvenil Raúl detrás de él para armar el juego junto a Almarcha.

         La sorpresa en la grada se tornó en inquisición cuando el Tobarra golpeó primero con un tanto de falta. El gol no tenía nada que ver con la presencia o no de Naranjo, pero ya sabemos que el ventajismo es gratis. Además, La Solana no estaba suelta en el campo, apenas tejía fútbol, y para colmo, no tenía suerte después de estrellar dos balones en el palo.

         Sin embargo, la apuesta del técnico era a largo plazo. Un partido dura noventa minutos y Rafa Cortés hizo tablas al filo del descanso. Se callaron algunas bocas. En la reanudación, Naranjo salió, pero fue otra vez Rafa Cortés quien firmó el segundo. Se callaron todas las bocas. Minutos después, el héroe se marchó entre una salva de aplausos. Aún así, el envite del entrenador aún tendría más premio, porque Naranjo se reivindicó con otros dos goles para dibujar un maravilloso 4-1 en el electrónico de La Moheda. ¿Alguien discute ahora la “extraña” maniobra de Ángel Izquierdo? A lo mejor no era tan extraña.

         Al término del partido, explicó sus razones y admitió sus temores. “Me dolió la cabeza todo el fin de semana madurando esta decisión, pero creía que era el momento y lo hice”. No ignoraba que se la jugaba dejando fuera al ídolo de la afición en un partido tan importante, pero afirma que pudo más el interés del equipo.

         Fuera o no casual, el resultado le dio la razón. La Solana despachó con autoridad a un rival directo y alimenta su sueño. De paso, reforzó el papel de Rafa Cortés, permitió a Naranjo tener, no 22, sino 24 goles en el zurrón y envió un mensaje claro a la plantilla: nadie es imprescindible y todos lo son. A veces, echarle bemoles tiene recompensa, aunque la “soledad” del entrenador seguirá siendo la misma, sobre todo cuando hay tanto en juego.

Usamos cookies para mejorar su experiencia en nuestra web. Más información en: Guía de uso de las cookies.

  Acepto el uso de las cookies en este sitio.