Nemesio de Lara durante su discurso ante la prensa provincial                                       Foto: GACETA

         Aurelio Maroto

         El presidente de la Diputación, el solanero Nemesio de Lara, no entiende por qué es legalmente imposible gastar dinero cuando se tiene. A día de hoy, la institución provincial tiene recursos suficientes para atender aún más necesidades de las que ya atiende, pero la ley de contención del gasto le impide hacerlo. Una sinrazón que criticó con dureza en el transcurso del tradicional desayuno anual con toda la prensa provincial.

         Visiblemente molesto, dijo que es injusto impedir a una administración que ha ahorrado en tiempos de bonanza y, como en este caso, tiene la deuda más baja de España, gastar el dinero que tiene en sus arcas. “Con las necesidades que hay en la calle, es surrealista que pase esto”. Tanto es así que ordenaría mañana mismo liquidar la totalidad de la deuda, unos 11 millones, si le prometieran que al día siguiente podría gastar sin restricciones legales.

Lo urgente, primero

         Nemesio de Lara insistió ante los periodistas que, por esta razón, la Diputación Provincial no puede dedicarse todo lo que quisiera a lo “importante”, pero sí a lo “urgente”, que es todavía más relevante. “Hemos dedicado más de 4 millones a comida entre planes de emergencia social y becas de comedor, y hemos sido el banderín de enganche de muchos ayuntamientos, del color político que sean”. Eso es lo realmente urgente –dijo-, y entre lo importante destacó la nueva Oficina de Vivienda, un centro de formación juvenil en la finca Galiana, ayudas a las cooperativas, programas de juventud, de cultura o los arreglos de carreteras y caminos.

         Para este año, avanzó la dotación de 5,5 millones de euros para empleo, 8,8 millones para obras municipales, 4 millones para programas de emergencia social, otros 4 para gastos corrientes de ayuntamientos menores de 5.000 habitantes, 2 más para promoción comercial (sin contar Fenavin), y 1,3 millones para cooperación al desarrollo.