Néstor dio creatividad al equipo, aunque no fue suficiente                        Foto: Sebas Candelas

        Aurelio Maroto

         Un solitario gol en las postrimerías acabó con la resistencia amarilla en Daimiel. La Solana recuperó empaque, demostró que sí tiene plantilla para pelear con los mejores, pero no fue capaz de cristalizar el asalto a un campo que continúa maldito. Faltó pegada, exactamente la que sí tuvo el rival en el momento clave del partido.

         Juan de Lara planteó un encuentro serio, sin alharacas pero con las ideas claras. Se trataba de juntarse, cosa fácil en un campo pequeño como el “Nuestra Señora del Carmen”, y de tapar las grietas. Músculo contra músculo en la zona ancha que propició horfandad de ocasiones y juego poco vistoso. Con todo, Juli pudo marcar mediada la primera parte, aunque el Daimiel también se acercó alguna vez con peligro.

         El partido iba perfecto para La Solana, que mantenía a raya a los blancos y guardaba en el banquillo, frescos, a sus hombres más creativos. Con el partido maduro, Juan de Lara introdujo a Néstor y Jesús Bueno, dos dandis que debían capitanear el golpe definitivo. El colombiano mejoró el juego y La Solana cogió el mando, llegando a dominar claramente. Pero no acertó en los acercamientos que tuvo y el Daimiel golpeó cuando menos se esperaba. Su reciente fichaje, Salva, marcó a diez minutos del final y clavó definitivamente a La Solana en el precario césped artificial daimieleño.

         La derrota ha caído mal por razones obvias. La Solana se aleja a ocho puntos de la cabeza, y a seis de la promoción. Es la lectura negativa. La positiva es que la liga aún es larga, muy larga, ya lo verán. Lo normal es que, habida cuenta de la igualdad existente, todavía haya vaivenes notables. La cuestión es saber si la hueste de Juan de Lara volverá a meterse de lleno en la escapada buena. Tiempo tiene de sobra. Si también tiene fútbol, está por ver.