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 Copia de La Solana-Tomelloso

Los amarillos no dejaron respirar a los tomelloseros y tuvieron premio                            Foto: GACETA

Aurelio Maroto

La Solana: Toni Huertas, Juli, Juanma, Capelo, Michel, Matías, Tore, Almarcha, Pitu, Jesús Bueno e Inti. También jugaron Sancho, Diego Sevilla, Jose López, Palacios y Naranjo.

Tomelloso: Diego, Pires, Javi Vela, Sousa, Lucho, De la Hoz, Roberto, Nicu, Mati, Javi Fernández y Marcos. En la segunda parte salieron Vali, Juanpi, Dani Rueda y Edu.

Árbitro: Yébenes Canuto. Amonestó a los locales Michel, Matías, Pitu, Sancho, Almarcha y Naranjo, y a los visitantes Pires y Sousa.

Goles: 1-0 m.2 Tore

         2-0 m.85 Naranjo

Incidencias: Unos 500 espectadores en La Moheda. Césped natural muy pesado.

Comentario: Ganó el corazón. En eso coincidimos plenamente con Juan de Lara, que describió con precisión quirúrjica qué marcó la diferencia. La Solana fue mejor en el electrónico, pero también en la intensidad, el empeño y la fe, cualidades que suelen ganar partidos, como el de ayer.

El Tomelloso, un mosaico de buenos futbolistas, se quedó en eso. Sin alma es difícil lograr más, y eso que se enfrentaba a un rival con obligación absoluta de curar las dolorosas heridas que dejaron San José Obrero y Piedrabuena. Los quinientos de La Moheda, expectantes, hubieran digerido muy mal otra bofetada.

Quizás por eso se vio un partido tan sumamente táctico. Tore, inmenso toda la tarde, señaló el camino con un gol de película nada más arrancar el partido. Mandó el balón a la escuadra desde treinta metros. Eso ayudó, sin duda, pero también creó un temprano miedo a no extraviar lo conseguido. La Solana dejó hacer al Tomelloso, quizás más de la cuenta, arropándose atrás con una defensa que, esta vez sí, funcionó como un reloj, incluido Toni Huertas, que volvió a comulgar con La Moheda.

Ahí fue donde los blancos no apretaron lo suficiente. De la Hoz vino a buscar constantemente en tres cuartos, seguido muy de cerca por Marcos. Pero casi siempre por el centro y de espaldas a portería, donde las torres amarillas se sentían cómodas defendiendo. El problema es que se acumulaban las faltas laterales, en gran parte por el buen manejo individual de los visitantes. Pero ayer sí sobró colocación y concentración en el entramado defensivo. Tan sólo anotamos una ocasión clara tras un zapatazo de segunda jugada que chocó providencialmente en Sancho. La réplica la dio Capelo merced a un libre directo al que Diego respondió con una extraordinaria manopla.

Así, sin apenas ocasiones de gol, expiró la primera parte, donde La Solana dio la sensación de controlar el partido dejándose controlar (valga el juego de palabras).

El partido cambió en la reanudación, sobre todo desde que Yébenes Canuto probablemente perdonó la segunda amarilla a Michel en una acción al límite. La Solana creció a medida que el Tomelloso languideció, o viceversa. Jesús Bueno comenzó a tener más feeling con el balón, mientras Tore y Capelo se convirtieron en un calvario para Pires y Lucho por ambos costados. Almarcha ya pudo hacer el segundo a los ocho minutos, pero su disparo desde el punto de penalti salió desviado.

La entrada de Naranjo arriba, y más tarde de Jose López en la zona ancha, fueron dos movimientos clave para afianzar el control casi absoluto del partido, otorgando velocidad al ataque y músculo fresco al medio volante defensivo. El Tomelloso, ya sin gasolina en el juego dinámico, se encomendó a la estrategia. De hecho, a los 78 minutos, Juanpi envió al travesaño un libre directo.      

Poco después llegó la casi anunciada contra amarilla, escrita por Tore y firmada por Naranjo. Golazo para ahuyentar fantasmas, creer de nuevo y tal vez anunciar que La Solana ha vuelto.

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