Tractores esperando descargar en la cooperativa Santa Catalina Foto: GACETA
Aurelio Maroto
Tras la tempestad llega la calma. O eso parece. Las bodegas solaneras sueltan lastre y normalizan su actividad en cuanto a recogida de uva se refiere. La vendimia afronta su recta final, muchas cuadrillas han terminado, y la fluidez ha regresado. Atrás quedan las colas de remolques hasta los topes colapsando las entradas de bodegas y cooperativas. Eso sí, no hay coincidencia a la hora de afirmar si podrá entrar toda la uva que aún queda por coger, o quedará alguna.
Tal como adelantó Radio Horizonte, la cooperativa Santa Catalina tomará toda la uva que pueda a fin de amparar a sus socios. Así lo confirmó su presidente, Gregorio Martín-Zarco. Por su parte, Bodegas Romero de Ávila Salcedo abrió de nuevo sus puertas este martes. Su propietario, Santiago Romero de Ávila, reconoce que “lo peor ha pasado”, y que la campaña se encuentra en su última fase, “terminará entre esta semana y la próxima”. Aunque los problemas de capacidad siguen presentes, se ha comprometido a aceptar toda la uva que le lleven, “llegue en las condiciones que llegue” –afirmó-.
Como tantas otras bodegas, ha tenido que multiplicar los transportes de mosto mediante cisternas que entran y salen constantemente. Lo está llevando a Valencia, y de ahí toma rumbo a Italia. “Gracias a eso podemos atender a nuestros clientes”.
A pesar de que la situación se ha tranquilizado y una relativa normalidad reina en el sector bodeguero, Santiago Romero de Ávila piensa que se quedará uva sin coger.