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 Copia de Campo inundado

Campo inundado en la zona del Paso                                               Foto: GACETA

         Aurelio Maroto

         La “pertinaz lluvia” comienza a ser un incómodo problema para algunos cultivos. Las persistentes precipitaciones de marzo y los primeros días de abril han comenzado a afectar a plantaciones de temporada como la cebolla o el melón, que en estos momentos ya quieren sol. Algo parecido sucede con el cereal, habida cuenta que algunas áreas se encuentran encharcadas y su color amarillento anuncia un exceso de humedad perjudicial para su correcto crecimiento.

         Aún es pronto para valorar con exactitud posibles pérdidas, pero los agricultores están comenzando a evaluar daños, según qué casos. El secretario local de UPA, Alfonso Serrano, reconoce que las lluvias “ya están perjudicando a determinados cultivos”. Hay siembras de cereal encharcadas con zonas de color alimonado que necesitan con urgencia el calor del sol “algunas parcelas están ‘cocidas’ y espigarán peor”. Otros cultivos de áreas hortícolas como la cebolla o el melón también necesitan secarse con urgencia “la planta del melón temprano llegará a mediados de mes y la tierra tiene que estar preparada”.

         En cuanto a los cultivos leñosos, caso de la viña y el olivo, la humedad es grande y asegura alimento líquido para largo tiempo. Sin embargo, los agricultores temen algún daño colateral “estamos preocupados porque en la raíz queden residuos y pueda aparecer alguna plaga, por ejemplo mildiu”.

         La parte positiva de tanga precipitación es que los campos han recibido mucha agua y de forma suave, no torrencial. Los acuíferos y humedales se están llenando, si no lo están ya. Eso sí, los agricultores ansían el sol como pocas veces lo han hecho.

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