
Un jabalí y una cierva desfilan durante la procesión Foto: GACETA
Aurelio Maroto
San Antón es la fiesta de los animales. Casi doscientas mascotas tuvieron la ocasión de ser protagonistas por un día en la tradicional celebración que cada año organiza la Hermandad del santo anacoreta en su antiquísima ermita. Los animales de compañía se mezclaron en un colage de especies. Había pájaros, tortugas, gatos, roedores y perros, muchos perros de toda raza y tamaño. Entre ellos, algunos vestidos de la manera más variopinta, uno con peineta y mantilla. Destacaron por su rareza en este tipo de acontecimientos un jabalí, una cierva, y hasta un zorro.
La fiesta arrancó el sábado con la tradicional lumbre en la explanada de la ermita. Se descargaron dos remolques de leña y la hermandad preparó el chocolate y los roscos, que el numeroso público asistente comenzó a comprar y a consumir. En total, se prepararon 50 litros de chocolate y 1.200 roscos.
El domingo por la mañana se celebró la misa que comenzó a las diez. Después salió San Antón al pórtico de la ermita para el momento de la bendición, que realizó el párroco de Santa Catalina, Benjamín Rey. A continuación comenzó la procesión, que dio tres vueltas al perímetro exterior del recinto, encabezada por el estandarte, San Antón en su carroza, directivos, clero, autoridades y una larga fila de personas con sus mascotas. El último paso fue sortear los premios de la rifa otorgados por la hermandad, consistentes en una imagen de San Antón y un cerdo, que fue para el número 873, un cordero y un estuche de vino para el número 133, y un gallo y un queso que recayó en el número 1.104. También se sortearon los regalos donados por los oyentes de Radio Horizonte, que fueron 66. En total, se repartieron 185 números.
Al término de los actos, la presidenta de la Hermandad, Paloma Reinoso, expresó su satisfacción por la gran afluencia durante el fin de semana “el sábado hubo gente hasta las dos de la madrugada y hoy domingo la afluencia también ha sido masiva”. Reconocía que el adelanto de la misa media hora pudo restar asistencia, aunque a medida que la mañana avanzaba el recinto se fue llenando. también confiaba en vender la totalidad de los roscos, al precio de un euro. Falta hace para una hermandad “con pocos recursos, que vive de las cuotas de sus 200 hermanos, la venta de lotería y lo que saquemos en esta fiesta”. Por fortuna, la ermita ha concluido su remodelación. El objetivo ahora es poner un piso de baldosa a las dependencias anejas al templo.