
El Cronista de la Villa muestra una foto de la Semana Santa de 1948 Foto: GACETA
Aurelio Maroto
La Semana Santa de La Solana era muy austera en los años 40 y 50. La destrucción de imágenes durante la Guerra Civil obligó a las cofradías a comenzar prácticamente de cero y los desfiles procesionales carecían de todo adorno. El Cronista Oficial de la Villa, Paulino Sánchez, recordó estas y otras características históricas de nuestra Semana de Pasión en aquellos difíciles años, durante el café-coloquio semanal de la Asociación de Mujeres.
En su charla, ilustrada con un power point, habló de la posguerra como una especie de nueva génesis en las celebraciones de Semana Santa, ya que las hermandades tuvieron que reorganizarse y habían perdido la mayor parte de sus imágenes “tuvieron que comenzar de cero y traían lo que podían”. El más madrugador fue Jesús Rescatado, cuya imagen vino en 1941. Pero al no tener apenas pasos ni dinero para comprarlos, los desfiles tenían que ser obligatoriamente sencillos “no había flores, ni motivos dorados, eran procesiones más castellanas”. Hasta los años 70, incluso los 80, no llegó el gran cambio.
En la guerra sólo se salvó la Virgen de la Soledad del Cristo del Amor, que una mujer escondió en una estera, y desfiló hasta que fue sustituida por la Virgen de la Esperanza en 1993. El Cronista también recordó que en aquellos años se celebraba la procesión de la Virgen de las Campanillas, la noche del Sábado Santo, a la que acudían los gañanes, y el Resucitado salía en la madrugada del domingo. Entre tanto, se celebraban cultos ya desaparecidos como los llamados “Oficios de tinieblas cantados”.
El párroco Gregorio Bermejo tuvo mucho que ver en la reorganización de las hermandades, aunque también contribuyeron colectivos como Juventudes de Acción Católica, que trajo varias imágenes de la Vera Cruz, y los ex-cautivos, que hizo lo propio con la Virgen de las Angustias. En cualquier caso, la mayor parte de los pasos actuales no llegan hasta los años 80 y los 90, acompañados por renovaciones en las carrozas y más ornamentación general.
Hubo un intento de organizar la Junta de Hermandades de Pasión en 1956, llegando a celebrar un pregón de Semana Santa. Pero duró poco y no se reorganizó hasta veinte años más tarde.
Por cierto, el Cronista también se refirió al Viernes Santo, que se vivía con un recogimiento extremo. Los bares cerraban, la radio emitía música sacra y todos los espectáculos estaban prohibidos por la autoridad. Excepto si tenían contenido religioso, claro.