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        Manzano

         Manzano, con una cinta en la cabeza, contra el Manzanares en La Moheda              Foto: Sebas Candelas

             Aurelio Maroto

         El fútbol solanero está de luto. Se nos ha ido Antonio Manzano “Capelo”. Apenas había cumplido los sesenta y disfrutaba como nadie siguiendo a su hijo Miguel Ángel “Capelo” fuera y dentro de La Moheda con la camiseta del CF La Solana. Pero al comienzo de este verano le sorprendió una repentina enfermedad imposible de superar. Este jueves, el bueno de Manzano se marchaba para siempre arropado por los suyos.

         Atrás queda el recuerdo de un hombre de fútbol y, por supuesto, de una leyenda amarilla difícil de igualar. Fue santo y seña del CF La Solana durante los años setenta y principios de los ochenta. Era un delantero centro de los de antiguamente, con la diferencia de que tenía clase para regalar. Se movía poco, lo suficiente para leer el juego mejor que nadie y situarse siempre donde el balón iba a llegar. Fue el “Santillana de La Mancha” por su remate de cabeza, cualidad proverbial a la que se unía un toque de balón fino y estilista.

         Cuántas tardes se habrá emocionado La Moheda con sus cabezazos, con sus goles. Cuántos aplausos habrá dedicado la afición amarilla a uno de sus grandes ídolos. Manzano tuvo ofertas por doquier. Lo quisieron muchos equipos, y no sólo de la zona, pero eran otros tiempos. Tenía aquí su trabajo como ganadero y jugaba con sus amigos en el club que más quería, aquel que en los albores de los años ochenta llegó a estar formado exclusivamente por solaneros en aquella Primera Regional con equipos de Madrid.

         Uno, que por aquel entonces era un crío pero ya seguía al equipo amarillo por donde quiera que iba, recuerda los goles de Manzano, igual que muchísimos aficionados, algunos todavía fieles cada domingo en La Moheda. Aquel equipo de canteranos todavía está en la memoria. Qué tal esta alineación: Juan Ramón en la portería, Joaquín y Ortiz en los laterales, Juan y Sevilla en el eje central, Hilario, Padilla, Justo y Sancho II en el centro del campo, y Gabriel y Manzano arriba, aunque tampoco podemos olvidar a los Sancho III, Felipe, Gabriel II, Pepe Sevilla, Jiménez, Vivi, Hilario II, Basilio, Roncero, Magüi…

         Manzano hablaba y hablaba de fútbol hasta el agotamiento. Cuántas veces nos hemos parado con él por la calle para charlar sobre este o aquel partido, o este o aquel jugador. Era muy crítico con su hijo Miguel Ángel, al que reprochaba más consistencia como jugador. La realidad es que el joven “Capelo” ha heredado la calidad de su padre con creces, y sus galones en el equipo son cada día más importantes. Y cuánto le hubiera gustado verle crecer y disfrutar más pronto que tarde de un ascenso a Tercera División en el que equipo al que siempre fue fiel. No te preocupes, Manzano; lo verás desde el cielo.

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