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La terna de matadores a pie durante el paseillo                                                            Foto: GACETA

Gabriel Jaime

Gran tarde de toros en el festejo mayor de la feria solanera con una corrida muy entretenida que tuvo apuntes para todos los gustos, en la que, se pudieron contemplar distintas maneras de concebir el toreo. El ganado contribuyó al lucimiento, si bien los maestros demostraron seriedad torera para estar por encima de los astados. El público salió contento del coso de la Calle Alhambra tras casi tres horas de espectáculo variado en el ruedo y amenizado por un sensacional “concierto” de pasodobles taurinos por la Banda Municipal.

La nueva empresa que regenta la Plaza de Toros de La Solana había puesto mucha ilusión en agradar a la afición y había confeccionado un atrayente cartel con cuatro figuras de distinta repercusión. Festejo mixto de siete toros con toreros de variado corte y con el añadido del rejoneador Álvaro Montes. Incluso las cámaras de Castilla la Mancha Televisión fueron “invitadas” a la fiesta para difundir por toda la región lo sucedido en la plaza solanera. Aún siendo televisada, dos tercios del coso fueron ocupado por los aficionados que presenciaron “in situ” este festejo. Unos atraídos por el toreo a caballo, otros por la ortodoxia de Uceda Leal, otros por la cercanía al torero de la tierra Víctor Puerto y otros por la pompa mediática de Francisco Rivera Ordóñez, ahora llamado como su padre “Paquirri”.

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Álvaro Montes clava el rejón de muerte                                                             Foto: GACETA

Hubo dos divisas en chiqueros con un toro de Los Pilares para el toreo a caballo, que no ayudó mucho al jinete. Y también saltaron otros seis toros de la ganadería onubense de Albarreal para la lidia a pié. El encierro fue desigual de presentación con variadas capas y parecidos de cuna con cómodas cabezas y pitones brochos en su mayoría. En líneas generales ofrecieron juego y se prestaron por momentos a la muleta, si bien fueron de más a menos durante la lidia. Destacó el quinto de Albarreal (corrido en sexto turno) aunque sólo por su potable pitón derecho, premiándosele con la vuelta al ruedo. El garbanzo negro fue el que cerraba plaza al que le costaba entrar y se defendía con ligeros tornillazos en cada pase. Todos pasaron una vez por los varilargueros a excepción del primero que recibió dos.

En lo artístico, abrió la tarde el rejoneador Álvaro Montes, que tuvo que trabajar duro para conseguir premio. El jienense se empleó para arrancar la embestida de su enemigo en cada embroque, moviendo y bailando las cabalgaduras. La faena fue ganando enteros con las banderillas largas, especialmente las de violín, tras unos rejones de castigo algo más heterodoxos. También se arrimó mucho con las cortas y ofreció momentos de maestría en la doma ecuestre, lo que le ayudó a conectar con el tendido. Un rejón de muerte en todo lo alto tras dos arrimones, dejaron al toro sin puntilla, recibiendo el maestro como trofeo una oreja con leve petición de la segunda.

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Víctor Puerto ejecuta un natural de libro                                                          Foto: GACETA

Víctor Puerto volvió para triunfar

La corrida de a pié la encabezó el matador manchego Víctor Puerto que volvía al coso solanero después de su periplo de inactividad. A su primero a penas lo ve con el capote, pero si lo mima con la muleta. Lo saca a los medios con un toreo muy tranquilo y flexionando la pierna en el cite. El diestro no llega a mandar sobre el toro aunque si logra templar la embestida por distintas zonas de la plaza. El astado fue de más a menos buscando refugio en las tablas y la faena tuvo la misma tesitura con un comienzo prometedor y un desenlace previsible. Aún así, Puerto lo condujo de forma suave corriendo bien la mano. Un volapié certero desde los medios le llevó a cortar las dos orejas.

En el segundo de su lote, Puerto toreó a la verónica y se lució por chicuelinas tras sacar al toro del peto. Durante la lidia, también asistimos a un sensacional tercio de banderillas por lo toreros de plata, lo que el público premió con una sonora ovación, correspondiendo los subalternos montera en mano. La faena de muleta arranca con estatuarios por alto con el fin de meterlo en la canasta, cogiendo la izquierda posteriormente. El toro tiene menos recorrido y se muestra mucho más parado, por lo que el manchego se arrima mucho para estar entre los pitones. Algunos pases templados y sobretodo su entrega, llegó a los tendidos. Tras pinchazo y estocada cortó las dos orejas.

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Rivera Ordóñez "Paquirri" remata con el de pecho una tanda a su primero                       Foto: GACETA

Un Paquirri comprometido

Rivera Ordóñez también volvió a hacer el paseíllo en La Solana tras caerse del cartel dos veces en años precedentes. “Paquirri” estuvo muy comprometido desde el principio y brindó dos tercios de banderillas muy vistosos y variados. Al primero de su lote lo lanceó suavemente en los medios y tras la dosis del castoreño fue banderilleado con un buen par, otro más complicado por echarle la cara arriba y uno más espectacular al violín que encendió los tendidos. En la faena de muleta consigue entrelazar algunos muletazos, casi siempre por el pitón derecho, mezclándolos con otros pases de recursos. Ante la poca transmisión optó por mirar al tendido, ligar con molinetes y hasta echarse la capa al hombro tras el abaniqueo de adorno. En todo caso muy voluntarioso, “Paquirri” mató de pinchazo, media y otra estocada más. El resultado fue de ovación con saludos.

Al burraco lidiado en sexto lugar lo recibió con una larga cambiada a fin de resarcirse y buscar desde el principio un hueco en la salida a hombros. El maestro enseñó la máxima expresión del toreo en redondo desde el centro geométrico del ruedo, aprovechando la incansable embestida del Albarreal por el pitón derecho. El diestro se gana al público con todas las de la ley al torear con circulares rematados rodilla en tierra y con desplante. La alegría y nobleza con la que acudía el toro al engaño fue aprovechada por Rivera Ordóñez para correr bien la mano y llegar a los tendidos. Su trabajo fue rubricado con un estoconazo fulminante que fue premiado con las dos orejas y el rabo, mientras al toro se dio la vuelta al ruedo.

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Uceda Leal ofreció el toreo más serio y templado                                                   Foto: GACETA

Uceda Leal puso el mejor toreo

El toreo más profundo, ortodoxo y artístico de la tarde lo puso el madrileño Uceda Leal. Se estiró a la verónica con el castaño corrido en cuarto turno, con el que también se lució tras el encuentro con el piquero. El maestro ve indicios de triunfo y brinda a la afición, sacándose al toro con mucho arte. Los mejores naturales del festejo salieron de la mano izquierda de Uceda Leal, con una estampa siempre muy torera. Una figura de cartel de toros y una forma de toreo de salón al alcance de pocos, contribuyeron a un mayor lucimiento tras recetar muletazos muy interesantes y de gran calado. Toreó muy artista y sin descomponerse en ningún momento hasta que recetó una estocada a cámara lenta que se fue sumiendo por el morrillo muy despacio hasta los gavilanes. Cortó las dos orejas.

El compañero de lote de Uceda Leal resultó el peor toro del encierro. El de Albarreal se mostró más gazapón que sus hermanos y acudía al engaño con mucho sobreesfuerzo, defendiéndose con un insistente calamocheo muy incómodo para el maestro. Pero Uceda Leal actuó como tal maestro y demostró esa vergüenza torera que se le exige a las máximas figuras, actuando de forma muy voluntariosa con el deseo de agradar en la medida de lo posible. El astado no acompañó ni en la suerte suprema y se resistió con los verduguillos del madrileño que había estoqueado perfectamente al volapié anteriormente. Se ovacionó al diestro tras el arrastre.

El respetable salió contento

En definitiva, todo el mundo salió contento de la plaza tras un festejo muy entretenido que tuvo la banda sonora de fondo con las notas que salían de la banda municipal de música dirigida por Ángel Sancho. Cada tarde es un mundo y cada lidia diferente, pero ya es redundante hablar bien de la banda que ofreció un fantástico recital de los mejores pasodobles con los que acompañaron cada faena. El pasodoble “La Puerta Grande” sonó al paseíllo y con él se cerró la tarde mientras los tres matadores de a pié y el ganadero salieron a hombros por el portón homónimo que desemboca en la Calle Alhambra.

En los graderíos hubo mucha animación y ganas de pasarlo bien, desde los más profanos hasta los más entendidos. Mención aparte para la Peña Taurina La Solanera y el Club Taurino Los Galanes que se hicieron notar a través de distintas pancartas colocadas en el tendido uno.

El festejo se dilató por un espacio de casi tres horas, siendo televisado en directo por Castilla la Mancha televisión en una tarde que comenzó soleada y finalizó con la iluminación artificial de la plaza.

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