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Agustín Sánchez Salcedo en un Trofeo Rosa del Azafrán, en La Moheda                       Foto: GACETA

         Aurelio Maroto

         Agustín Sánchez Salcedo arbitrará la próxima temporada en 3ª División. El colegiado solanero ha logrado el ascenso después de cumplir cuatro años en 1ª Preferente, y lo ha hecho con la mejor puntuación de los cuatro provinciales que han dado el salto.

         Sánchez Salcedo logra así una meta que perseguía desde hace tres temporadas, justo la mitad del tiempo que lleva arbitrando. A sus 26 años, ha cumplido su sexta campaña dirigiendo partidos, la primera en juveniles y femenino, la segunda en 1ª Autonómica, y las cuatro últimas en Preferente. Ahora, este ascenso a categoría nacional colma sus ilusiones “es algo que buscaba hace tiempo, me gusta marcarme objetivos y me motiva seguir creciendo como árbitro de fútbol”. Por eso, no oculta que el año pasado sintió frustración cuando se quedó en puertas “creía que iba a subir, pero me resigné y seguí trabajando para mejorar”.

         Asegura que el arbitraje es algo que le llena. Como otros muchos compañeros suyos, era futbolista, pero no llegó muy lejos y el arbitraje le permitía seguir vinculado al fútbol “jugué en La Solana hasta que decidí cambiar y el arbitraje era una salida para continuar en este mundillo”. Media docena de años después se siente árbitro por los cuatro costados “disfruto arbitrando por que es algo que te enseña el valor de la humildad”.

         Durante estos años ha conocido las luces y las sombras del fútbol, pero prefiere quedarse con la cara amable “el fútbol te da muchos amigos y la posibilidad de conocer a mucha gente extraordinaria”. Por lo demás, sabe que ser árbitro implica aguantar críticas, insultos, incomprensiones y una gran soledad durante los partidos. Pero Sánchez Salcedo asume ese rol con naturalidad y le quita hierro “es verdad que en ningún campo tienes una afición para animarte, pero cuando te gusta lo que haces, de limitas a hacer lo que debes, impartir justicia en el partido y ya está”.

         Se autodefine como un árbitro dialogante, pero sabiendo dónde está la línea roja entre el futbolista y él “hay que tener mano izquierda, pero las medidas disciplinarias están para algo; no te puedes tapar los oídos por que no estarías haciendo tu trabajo”. Admite que muchos jugadores buscan el engaño, pero esa picaresca es inherente a este deporte “nos enseñan que tenemos que ir un paso por delante y ver la jugada antes de producirse”. Pero cree que la educación del futbolista ha mejorado con los años “hay más respeto a nuestra labor”. Y lo mismo sucede con las aficiones “me cuentan que antes había campos donde te jugabas el tipo, y ahora eso no ocurre”. Eso sí, reconoce que lo más difícil es arbitrar en tu propia ciudad “no digo que no voy a arbitrar en La Solana, pero es verdad que alguna gente no entiende que tu misión es ser justo con los dos equipos”.

         En su primera temporada en 3ª División sólo se marca un objetivo: aprender y mejorar. Además, no puede ascender el primer año. Pero, una vez en el nuevo escalón, piensa en el siguiente “lucharé por subir a 2ª B”.

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