Momento del traslado hasta el convento dominico Foto: GACETA
Aurelio Maroto
La Solana ha revivido este fin de semana el 175º aniversario de las apariciones de la Virgen del Consuelo a la solanera María Antonia Parra Naranjo. Un traslado desde la parroquia de Santa Catalina al convento de las monjas dominicas de clausura, así como el descubrimiento de una placa conmemorativa en la casa donde vivió la visionaria, han completado los actos.
A las siete de la tarde del viernes, y protegida por un plástico ante la amenaza de lluvia, la imagen salió de la parroquia de Santa Catalina y fue trasladada en andas hasta el cercano convento de San José. Allí, se rezó un rosario y la Virgen permaneció hasta que este domingo volvió en procesión a su capilla de San Ildefonso, en Santa Catalina. El cortejo, acompañado por numerosos devotos, incluyó a niños de catequesis, fueron testigos de la efeméride.
La placa se sitúa en la calle Ancha, 20 Foto: GACETA
Pero no fue solo el traslado lo que marcó la conmemoración: también se descubrió una placa en la fachada actual de la casa natal de María Antonia Parra, en el número 20 de la calle Ancha, con la siguiente leyenda: “En esta casa nació María Antonia García Parra Naranjo, sor María Antonia de Jesús, vidente de la Virgen del Consuelo (1817-1860)”. La mujer que aseguró tener las apariciones en el año 1850, acabó ingresando en el convento de monjas concepcionistas de Manzanares, donde falleció el 16 de enero de 1860, con 43 años de edad.
En ese acto intervinieron dos figuras clave en la organización de estos actos de aniversario: Paulino Sánchez, Cronista Oficial de la Villa, y Benjamín Rey, párroco de Santa Catalina. En primer lugar, Paulino Sánchez recordó varios pasajes históricos de la vida de María Antonia, mujer de origen muy modesto: “Sus padres, Antonio y María Dionisia, vivían en condiciones humildísimas y desde niña cultivó la fe. Sus biógrafos relatan que desde la cuna se mantuvo fiel como esposa del esposo más fiel”, en referencia a su entrega a Jesús. Fue en la capilla de San Ildefonso —hoy del Sagrario— donde, el 25 de mayo de 1850, habría tenido la primera visión de la Virgen del Consuelo, y luego otras dos, los días 8 y el 12 de julio. Como narran las fuentes, la Virgen le pidió que se hiciera una novena y una estampa con su imagen “tal como ella misma había dictado”. Recordó que la primera talla llegó a La Solana el 13 de noviembre de 1855, y del incendio de la parroquia el 25 de julio de 1936 solo se salvó el niño, que es el original que hoy lleva la nueva imagen.
Público congregado durante el descubrimiento de la placa Foto: GACETA
Por su parte, Benjamín Rey puso el acento en la dimensión espiritual de María Antonia: “Fue un modelo de vida cristiana, se dejó transformar por su encuentro con la Virgen, y eso hizo mucho bien a nuestro pueblo”. Agradeció públicamente a la familia López de la Osa por mantener el culto, así como a los propietarios del inmueble, Antonio Filoso y Ascensión Núñez-Cacho “por este detalle de dejarnos poner aquí la placa indicando el lugar donde nació María Antonia”. “Somos herederos de un pueblo de gente buena, un pueblo de santos y de gente que ha dado la cara por su fe”, subrayó el párroco. Un nieto de Antonio y Ascensión fue aupado para descubrir la cortinilla que cubría la placa, quedando así a la vista para los restos. El medio centenar de personas que arropó el simbólico acto, pudo escuchar un poema de los que escribió sor María Antonia de Jesús en vida, leído por Inmaculada Serrano.