Panorámica de la Plaza Mayor minutos antes de la jura civil Foto: Pepe Simón
Aurelio Maroto
Minutos antes de las 12 del mediodía, un sol de justicia caía ya sobre La Solana. La monumental Plaza Mayor rebosaba gente… y expectación, mucha expectación. Lucía espléndida, bellamente engalanada con estandartes militares, los banderines del BHELA-1 (Batallón de Helicópteros de Ataque), con base en Almagro, y profusión de banderas de España. La ocasión lo merecía. Cuando sonó el cornetín de órdenes, un silencio recorrió la plaza. La ceremonia solemne de jura de bandera civil, la primera en la historia de la localidad, acababa de arrancar. Frente a la fachada norte de Santa Catalina, dos centenares de jurandos esperaban impacientes su momento, con el pulso contenido. A las 11:47, la banda de guerra de las FAMET (Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra) saludó con los primeros compases, justo antes de que las secciones de infantería formadas sobre el empedrado dieran novedades a su jefe, el teniente Juan Antonio Fuentes. En la tribuna de autoridades, la alcaldesa, Luisa Márquez, acompañó a la Corporación Municipal y al resto de cargos civiles y militares, incluidos representantes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado: Guardia Civil, Policía Nacional y Policía Local.
El general Muñoz Bermudo junto a la alcaldesa en la tribuna Foto: Verónica Ruiz
Llegó el instante de rendir homenaje a la bandera. La enseña apareció portada con firmeza por el teniente Arturo Fresneda. La Banda Municipal, bajo la batuta de Ángel Sancho y reforzada con músicos de la Agrupación Musical de San Sebastián, interpretó el Himno Nacional mientras la compañía de honores presentaba armas. La emoción se palpaba en el aire. Poco después hizo entrada el jefe de las FAMET, general de brigada Pablo Muñoz Bermudo. Antes de la jura, el jefe del BHELA-1, teniente coronel Jorge Aguado, se dirigió a un público que a esas horas abarrotaba la Plaza Mayor. Sus palabras buscaban ahondar en la necesaria complicidad que debe unir al Ejército con la sociedad civil a la que defiede: “Aunque muchas veces las misiones nos llevan lejos de nuestras fronteras, a terrenos difíciles y situaciones complejas, ver que contamos con el apoyo, el compromiso y la admiración de la sociedad civil, nos alienta y une todavía más en el ejercicio de nuestra responsabilidad”.A los jurandos, les recordó que su gesto era mucho más que un rito: “Hacéis pública vuestra lealtad a España, a la Constitución y a los valores que la sustentan; desde la sociedad civil también se puede defender lo que somos y lo que representamos”. Finalmente, expresó su gratitud a La Solana: “Os puedo asegurar que hoy nos llevamos de esta tierra vuestra cercanía y aprecio”.
Un momento de la jura de bandera civil Foto: Verónica Ruiz
En mitad de la plaza, la rojigualda se convirtió en el epicentro del acto. Uno a uno, los dos centenares de hombres y mujeres que habían decidido jurarla se acercaron a la enseña. Gente de toda edad y condición desfilaba con paso solemne, deteniéndose ante la bandera. Unos la besaban, otros hacían una reverencia, pero todos dejaban en ella una huella de respeto y devoción. La música militar, alternada entre la banda de guerra y la municipal, marcaba el compás del rito.
Instante del homenaje a los caídos Foto: Verónica Ruiz
Y llegó uno de los momentos cumbre de la ceremonia, cuyo simbolismo trasciende la propia jura: el homenaje a los caídos. Los banderines se acercaron al pequeño monolito instalado en mitad de la Plaza Mayor, portando la corona de laurel. Lo hicieron al son de La muerte no es el final, himno que la tropa entonó con emoción contenida y que fue secundado por buena parte de la muchedumbre. No pocos ojos se humedecieron. La alcaldesa y el general al mando depositaron la ofrenda, gesto eterno de gratitud hacia quienes dieron su vida por España. Una descarga de fusilería subió al cielo de La Solana en su honor.
Descarga de fusilería en honor a los caídos Foto: Verónica Ruiz
Antes de finalizar, el general Muñoz Bermudo felicitó públicamente a los jurandos por la decisión tomada: “A España no solo se la defiende en combate, también cada día en nuestro puesto de trabajo; en el taller, en el campo, en la oficina o en las aulas”, proclamó. Y añadió con solemnidad: “Tenéis el compromiso de devolver a nuestros descendientes una España más justa, más solidaria, más unida y mejor”.
Gastadores desfilando por la plaza Foto: Verónica Ruiz
Finalmente, entre largos aplausos, la compañía de honores emprendió rumbo a la cercana Plaza Don Diego, donde rompió filas. La Plaza Mayor quedó entonces envuelta en un aire de historia recién escrita. La Solana y el Ejército, su Ejército, están un poco más unidos desde este sábado.
La Banda Municipal y la banda de guerra de las FAMET pusieron la banda sonora a la jura