Los responsables de las tres fundaciones en la sede del Legado Bustillo           Foto: GACETA

  Aurelio Maroto

  El Centro de Estudios Cibeles de La Solana ha presentado los resultados de tres proyectos que buscan impulsar la sostenibilidad, la innovación y la cooperación en el medio rural. En declaraciones a los medios, responsables de la Fundación Legado Bustillo, la Fundación Cellbitec (Almería) y la Fundación Ingenio (Campo de Cartagena), han compartido con la ciudadanía los avances logrados, y que han contado con financiación del Ministerio de Trabajo y Economía Social.

 El director de la Fundación Legado Bustillo, Miguel Ruiz, ejerció de anfitrión en una jornada que impulsa a La Solana en el mapa de la innovación agroalimentaria. “Estamos muy satisfechos con los resultados obtenidos, porque cada proyecto ha tenido una gran proyección de futuro”, afirmó Ruiz. Su intervención se centró en el proyecto Green-es, cuyo objetivo es acompañar a cooperativas y empresas agroalimentarias en la transición hacia la sostenibilidad. Con un presupuesto de 259.877 euros, Ruiz subrayó que “hemos trabajado en tres líneas principales: el conocimiento del impacto medioambiental, el desarrollo de cultivos minoritarios y la formación en certificaciones de calidad”. Entre las novedades destacó una App diseñada para calcular la huella de carbono, de nitrógeno y la huella hídrica de las explotaciones agrarias. Además, resaltó la apuesta por cultivos como el azafrán, la almorta o el argán, que han abierto nuevas posibilidades en la diversificación agrícola. “Hemos ofrecido a las explotaciones herramientas para acreditar estándares de calidad, imprescindibles para su competitividad”, señaló.

  Tras él, tomó la palabra Antonio del Saz, director general de la Fundación Cellbitec, dedicada a la biotecnología, quien presentó el proyecto Colabor-Agro, con una dotación de 201.692 euros, destinado a fortalecer a las pequeñas cooperativas rurales. “Hemos querido acompañar a aquellas entidades que no han tenido una estructura fuerte ni han pertenecido a una organización grande, pero que han estado luchando por mantenerse activas e introducir sus productos en nuevas redes de comercialización”, apuntó. Del Saz recalcó el carácter social de la iniciativa: “Estamos muy sensibilizados con el trabajo que han hecho estas pequeñas entidades para afianzar población en el medio rural y dar oportunidades a la juventud y a las mujeres”. En esa línea, agradeció la implicación de Afamer y Fademur, asociaciones que han respaldado el proyecto. Colaboragro ofrece asesoramiento en marketing, estudios de mercado y una red de apoyo diseñada para resolver problemas de empleo y acceso a la innovación. “Queremos demostrar que, aunque sus producciones hayan sido pequeñas o con distribución local, han tenido todo el derecho a recibir soporte”, insistió.

Agencia para la innovación agroalimentaria

  Por su parte, María Boluda, directora técnica de la Fundación Ingenio, presentó Ainnoa, una iniciativa que ha contado con un presupuesto de 264.362 euros, y que se centra en promover la agricultura sostenible y la soberanía alimentaria. “Buscamos conservar y promover la agricultura en distintas provincias y a nivel nacional, apostando por dos pilares fundamentales: la innovación y la formación”, subrayó. Uno de los hitos más importantes ha sido la creación de la Agencia para la Innovación Agroalimentaria, con el apoyo tecnológico de la Fundación Cellbitec y el respaldo del propio Legado Bustillo. “Hemos puesto en marcha un organismo capaz de dar servicios a agricultores y cooperativas, aportando soluciones a los retos que hemos identificado en este proyecto”, recalcó Boluda. La parte formativa también ha tenido un papel relevante. “Hemos diseñado planes de formación dirigidos a jóvenes, universitarios y escolares, acercándoles al campo y mostrando lo que se ha estado haciendo en el mundo rural”.

   De esta forma, las tres fundaciones han unido sus fuerzas para reforzar la sostenibilidad y la innovación en el ámbito de la agricultura.