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                    Espectacular imagen de la salida de la Soledad, con los portadores de rodillas

   Paulino Sánchez

   Mucha era la expectación para contemplar en la calle la procesión del Entierro de Cristo, tras cuatro años consecutivos sin hacerlo. En 2018 tuvo que volver a Santa Quiteria debido a la lluvia cuando sólo llevaba unos metros recorridos, en 2019 también por la lluvia y en 2020 y 2021 por la situación sanitaria. Este año sí ha desfilado, y además con una temperatura primaveral y muchas expectativas en los pasos de las dos cofradías que la organizan.

La primera de ellas, la Virgen de las Angustias, montó sus dos pasos en la Casa Hermandad de Jesús Rescatado, siendo trasladados por la tarde a la puerta de la ermita del Calvario, desde donde partieron hasta el Rasillo de Santa Quiteria acompañados por la banda de Jesús. Allí fue donde, a las 8,15, comenzaba la procesión conjunta, que encabezaba la cruz parroquial y el estandarte del Santo Sepulcro, después el Cristo de la Agonía, con nuevos faroles, seguido de la Agrupación Musical de San Sebastián y el paso del Calvario, en el que han sido restauradas las imágenes de la Virgen, San Juan y la Magdalena. Seguían representaciones de las cofradías de Pasión.

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La Virgen de las Angustias desfila entre un gentío enorme en la explanada de Santa Quiteria

El estandarte de la cofradía de la Virgen de las Angustias figuraba delante de los dos pasos de la misma, primero la titular, llevada por sus costaleros y que este año ha estrenado mantilla y sudario, seguida por la banda de Jesús Rescatado y el paso de la Santa Cruz, que asimismo ha estrenado sudario, ambos pasos custodiados por nazarenos de túnica y capirote negro y capas azules.

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El Santo Sepulcro portado a hombros por anderos de la hermandad

Los anderos del Santo Sepulcro, con túnicas y capirotes negros, volvieron a sacar el paso de la ermita de Santa Quiteria, mientras la Banda Municipal interpretaba Silencio primero y La muerte no es el final después, junto a nazarenos con túnica y capirote negros con capa de raso blanco. Detrás, cuatro números de la Guardia Civil, todos solaneros.

Como es tradición, delante del paso marchaban por el suelo, portados por niños, el Sol y la Luna, símbolos que desde hace siglos preceden en la procesión del Entierro la imagen del Cristo Yacente.

Había muchas ganas por contemplar la salida del interior de la ermita de Santa Quiteria del paso de la Virgen de la Soledad, que por primera vez era llevaba en una carroza por un nuevo sistema de 24 portadores –más algunos reservas-, dentro del paso de palio, un sistema que no ha podido verse en la calle hasta este año a pesar de que estaba preparado para 2019. Y para la historia de la Semana Santa solanera, es el primer paso de Virgen de palio que desfila con un sistema diferente a las ruedas.

La difícil salida y entrada del paso, que debe realizarse de rodillas por los portadores para salvar el dintel del pórtico de la ermita, levantó la expectación de los muchos asistentes, que salió acompañada por los compases de la marcha que lleva su nombre. Un grupo de “Manolas”, así como las figuras vivientes de la “Verónica”, “La Magdalena” y “La Samaritana”, precedían el paso de la Virgen, que era seguida por los párrocos de San Juan Bautista de la Concepción, Jesús Navarro y el de Santa Catalina, Benjamín Rey.

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Eulalio Díaz-Cano llevó la vara honorífica de alcalde por primera vez desde 1979

Volvió la ‘vara de alcalde’

En la presidencia civil figuraba el regidor, Eulalio Díaz Cano, que portaba en sus manos la “vara de alcalde”, algo que no se veía desde hace 43 años porque ninguno de los alcaldes desde 1979 decidió llevarla, por lo que muchos solaneros nacidos desde entonces nunca la habían visto en manos de un alcalde. Eulalio Díaz-Cano solo llevó la vara en esta procesión, no así en las otras celebradas en las horas previas. En la mayor parte de las poblaciones sí es habitual esta costumbre en los alcaldes o alcaldesas, sean del color político que sean. Esta vez, Eulalio Díaz-Cano estuvo acompañado por concejales de los grupos socialista, ciudadanos y popular.

A la vuelta, cuando el desfile llegó a la altura de la calle Pozo Santa Quiteria, hicieron una parada las imágenes de la cofradía de la Virgen de las Angustias, que siguieron hasta su ermita del Calvario mientras que el resto de pasos continuaron hasta Santa Quiteria. A los compases de la marcha La Saeta, interpretado por la Agrupación de San Sebastián, hizo su entrada en su el templo el paso del Sepulcro, mientras que la Virgen de la Soledad lo hizo cuando la Banda Municipal interpretaba la marcha que lleva su nombre, primero, y el Himno Nacional después. El reloj marcaba las 12,30 horas de la noche.

Por último cabe señalar el esfuerzo de las dos cofradías que se encargan de organizar esta procesión, aunque deben tener en cuenta algunos matices de coordinación del desfile. En su descargo, conviene recordar que es una procesión compleja de organizar, con tres pasos a ruedas, uno por costaleros y otros dos con portadores, y que desde hace cuatro años no había podido salir a la calle. Una mayor coordinación evitaría determinados cortes en el recorrido, que ayudarían a un mayor lucimiento del que ya tiene esta muy solemne procesión.

 

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