Imagen de la plaza durante la nevada
Aurelio Maroto
No es la primera vez que nieva en abril, ni será la última. Sin embargo, es bastante infrecuente lo haga con tanta intensidad y prolongación en el tiempo. Los solaneros fuimos testigos este martes, 5 de abril, de una nevada que recordaremos durante mucho tiempo.
Los primeros copos comenzaron a caer poco antes de la una del mediodía y arrecieron poco a poco. Costó cuajar porque nevaba sobre mojado, aunque la insistencia de los copos hizo que los tejados se fueran tiñendo de blanco, así como los campos de alrededor. También los vehículos estacionados comenzaron a cubrirse.
Lo más llamativo es que mirábamos por la ventana, o por el balcón, y veíamos que no dejaba de nevar. Una hora, dos, tres, cuatro… Era media tarde y no paraba. Caía la tarde y no paraba. Finalmente, a eso de las 8 el cilo cambió los copos por gotas de lluvia. Atrás quedaban más de 7 horas de nevada ininterrumpida.
Un hombre graba la nevada en mitad de la plaza
El balance de esta nevada en La Solana se resume en 35 litros de agua por metro cuadrado, aproximadamente, que se unieron a los 5 que ya habían caído en la madrugada del mismo martes. En total, alrededor de 40 litros nos dejó el ya histórico 5 de abril de 2022. Desde el uno de enero se han registrado 148 litros en La Solana. Según los datos recogidos por Radio Horizonte (oficiosos), este año está siendo el cuarto más lluvioso en lo que llevamos de siglo, si contamos hasta el 5 de abril, y siempre hablando de año natural. De momento, el año más prolífico hasta esta fecha fue 2013, con 273 litros, seguido por 2010 con 253 y 2018 con 224. Falta saber cómo seguirán las cosas en adelante.
La realidad es que, si tenemos en cuenta los más de 80 litros recogidos en todo el mes de marzo, está claro que la situación ha mejorado sustancialmente desde el punto de vista pluviométrico en este arranque de primavera. Al margen de los perjuicios que hayan podido ocasionar las bajas temperaturas y heladas en algunos cultivos, resulta evidente que campos, pantanos y aguas subterráneas agradecen tan generoso aguacero. Pronto sabremos cuál es su traducción concreta.