Aspecto de La Moheda durante la última promoción de ascenso hace cuatro años
Aurelio Maroto
La magia de La Moheda desenfunda este sábado. Se acerca una de esas tardes grandes en el emblemático coliseo amarillo. El CF La Solana está a un solo paso de regresar a Tercera RFEF y podría darlo frente al Almodóvar (17,30 h). Le basta con ganar para que las matemáticas salgan. Si lo consigue, alirón y ascenso. Es decir, misión cumplida.
Todos quieren que ocurra el sábado. Nadie desea dilatar lo que parece inevitable. De hecho, más de uno (y de dos, y de tres…) en el club deseaba que el domingo pasado no se diera la carambola en Las Pedroñeras. Y no se dio, de modo que toda la familia amarilla tendrá lo que quería: la oportunidad de ascender en casa, con su gente.
La ocasión la pintan calva. El equipo tiene un primer cartucho para derribar la puerta y quiere aprovecharlo. Nada más bonito que ganar con los tuyos y celebrarlo sobre la marcha. Y nada más difícil, porque sería muy decepcionante no rematar la faena ahora. Kiko Vilches no para de insistir: “No va a ser un partido fácil, el Almodóvar ya nos ganó allí y se está jugando la permanencia”. Tiene más razón que un santo. Los visitantes no quieren ser invitados de piedra en la fiesta local. Y si puede torpedearla, lo hará. Por eso, el respeto al rival es absoluto.
La junta directiva se está empleando a fondo para llenar La Moheda. Las redes ya están publicando llamamientos a la afición con un primer objetivo: teñirla de amarillo. Todavía fresco en el recuerdo está la última promoción frente al Quintanar. Ese día, 20 de mayo de 2018, La Moheda acogió a 2.000 almas, cuyas gargantas cantaron el histórico testarazo de Almarcha.
Momento del gol de Almarcha en la promoción de 2018
Quizás el momento y las circunstancias no sean las mismas, básicamente porque el partido no es a todo o nada. Y tal vez las ansias de ascenso no sean las mismas, básicamente porque no ha habido que esperar tanto como aquella vez. Pero el desenlace sí sería el mismo, que es lo que realmente importa. Así que, mientras el equipo se centra en cómo derrotar al Almodóvar, los directivos buscan cómo galvanizar a la hinchada amarilla. Se movilizará a la escuela del club, se están preparando banderas y cuajando la manera de colorear el estadio con la policromía que merece.
Al margen del resultado, que solo está en manos de los jugadores, tiene que ser una de esas tardes grandes de La Moheda. Sí o sí.