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Virgen folklore infantil-2

El grupo infantil "Rosa del azafrán" en plena actuación                       Foto: GACETA

         Aurelio Maroto

         El folklore volvió a llenar de tipismo la Plaza Mayor en el tradicional sábado de la pólvora, como todos conocen en La Solana la víspera del domingo del Ofrecimiento. A las 9 de la noche, tras la misa de apertura del novenario a la Virgen de Peñarroya, comenzó el Festival Folklórico organizado por la agrupación “Rosa del Azafrán”. Esta vez, la asociación “Nazarín” de Miguelturra acompañó a los anfitriones en una agradable noche.

         Los primeros en salir a escena fueron los benjamines de la escuela infantil de La Solana. Más de 25 bailarines que exhibieron sus dotes sobre las tablas. Los más pequeños interpretaron las Torrás del golpe atrás y la Jota de la romería, mientras que los más mayores se atrevieron con Rondeñas, la Jota cruzada y el Fandango. La directora, María José del Olmo, está muy satisfecha con el momento actual de la cantera, “la escuela está bien; empezamos con pocos niños, desapareció y ahora se ha rehecho con fuerza”. Eso sí, hay muchas niñas y sólo 5 niños, “cuesta un trabajo enorme encontrar niños, pero no podemos quejarnos”.

         El presidente de la veterana agrupación, Juanfran García-Abadillo, habló del momento del grupo de adultos, que actuó a continuación. Bailaron Torrás de pichón, Jota de la romería y Jota de la vendimia, Seguidillas y Fandango, con 6 parejas y 4 de ellas mixtas. “No está mal porque ha habido tiempos peores donde apenas había hombres”. Al menos, la agrupación se ha renovado con más música, “tenemos 6 bandurrias nuevas, una guitarra más y un cantante”.

         Cerró el festival la asociación “Nazarín”, otro clásico de la provincia. El grupo churriego tiene 32 años de vida y ha bailado varias veces en La Solana. Interpretaron fandangos, joras, rondeñas y seguidillas. Su presidenta, María Dolores Asensio, explicó las similitudes y diferencias del folklore de La Solana y comarca con el de la zona de Ciudad Real capital, “en La Solana hay torrás, mientras que en nuestra zona son más seguidillas y joras, o rondeñas en la comarca de Alcázar”. En todo caso, el problema no es el repertorio sino el relevo generacional, “cuesta mucho trabajo encontrar relevo, sobre todo en chicos”. No es poco que en la mayoría de pueblos hay escuela de folklore, pero los jóvenes van con cuentagotas, “en La Mancha nos cuesta mucho arraigarnos a nuestras tradiciones”.

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