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 F-Sala-presentación-1

El FS La Solana ha logrado dos victorias consecutivas y vuelve a sonreir                                           Foto: GACETA

         Aurelio Maroto

         El FS La Solana vive por fin una dulce resaca. El triunfo del sábado en Puertollano por 4-5 ha sido lo más parecido a un chute de adrenalina para un club necesitado de buenas noticias y para un equipo necesitado de buenos resultados.

         Pocos esperaban un resultado positivo en una de las pistas más difíciles de la categoría. Pocos, excepto el entrenador y algunos jugadores, sobre todo los más veteranos. Chupete creía a pie juntillas en cazar dentro de la mina. Las marcha de las dos mejores piezas del rival lo hacían más vulnerable. De paso, los amarillos llegaban crecidos tras golear al Minaya y con sensaciones muy buenas.

         Pero nada garantizaba el éxito. La victoria se cimentó en dos factores clave. El primero, un buen planteamiento táctico, que hizo a Chupete esperar en medio campo al Puertollano, situación que había estudiado. El segundo (padre del primero), la motivación y el compromiso de los jugadores. Ambas cosas funcionaron, la primera imposible sin la segunda, y el equipo fue claramente superior a su rival en concepto de juego y control de partido.

         Pero el marcador se apretó en varias ocasiones y mantuvo la emoción hasta el último momento. Pulga, que parece vivir una enésima juventud, volvió a mojar. También lo hizo Nillo, ahora un jugador centrado sólo en jugar. Joaquín, que reaparecía, hizo el suyo, aunque fue Félix quien acertó en el último suspiro con el quinto de la tarde, poniendo el 4-5 definitivo y provocando el delirio de la expedición amarilla. Esta vez, la ruleta de la fortuna en los últimos instantes cayó del lado solanero. Ya era hora.

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