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El paso del Sepulcro en el momento de su salida                                                                             Foto: GACETA

         Aurelio Maroto

         Las Hermandades de Pasión han puesto al mal tiempo buena cara. Prefieren dar la bienvenida a las lluvias, a pesar de que han impedido salir a dos de sus tres procesiones de nazarenos. Anteponen así el beneficio de la lluvia, que se hacía necesaria para los campos, al disgusto de suspender los desfiles. Es más, los presidentes de las Angustias y el Sepulcro, se arrepienten de haber sacado a la calle el desfile del Santo Entierro. Es verdad que no llovió, pero creen que fue una temeridad.

         Sin duda, el mal tiempo ha marcado la Semana Santa-2011. Como hace cuatro años, gran parte de los pasos se han quedado en las iglesias. El primero fue el Cristo del Amor, que no pudo presidir el Vía Crucis del miércoles. Pero la primera gran procesión frustrada fue la del Jueves Santo. A las 9 de la noche llovía a cántaros y no había dudas: la Vera Cruz no podía salir. El presidente, Pedro Marín, anunció lo evidente antes de “matar el gusanillo” con una pequeña actuación de las bandas musicales en el interior de Santa Catalina. Después, prefirió ver la botella medio llena “lo que es malo para una cosa es bueno para otra; la lluvia viene bien”. Una conformidad que tiene su punto de curiosidad. Pedro Marín debutó como presidente en 2007, que también llovió, y se va como empezó. Pero le queda la satisfacción de haber mejorado cosas, entre ellas una nueva carroza para el Cristo del Amor y el orgullo de haber representado a la cofradía en varios encuentros nacionales en ciudades como Valladolid, Zamora o Santiago de Compostela. Ahora llega el relevo con la primera presidenta en la historia de la hermandad más antigua de La Solana. Marín asegura que “lo hará bien, y le brindo mi colaboración”.

         A las 7 de la mañana del Viernes Santo, Jesús no asomó al pórtico del Convento. Una hora antes, un fuerte aguacero había descargado en La Solana, desaconsejando salir. Los directivos no dudaron, a pesar de que muchos penitentes tenían lágrimas en los ojos “sienta mal por que llevas un año preparando, pero no podíamos salir en esas condiciones”, declaró a Radio Horizonte el presidente, Francisco Nieto Montoya. Al contrario que hace cuatro años, el titular no salió al pórtico por que ya estaban montados los varales para los anderos. Todos se conformaron con un simulacro de desfile en el interior de la parroquia y la interpretación de varias marchas. Nieto y su equipo se centran ahora en seguir costeando la Casa de Hermandad, que al menos ya podrá guardar las imágenes.

         A las 8,15 de la tarde del Viernes Santo no llovía, pero casi. Los directivos de la Virgen de las Angustias y el Santo Sepulcro debatían la conveniencia de salir. De hecho, los pasos del Calvario y la Cruz se habían quedado en Santa Quiteria. Hubo dudas, pero al final pudo el deseo sobre la responsabilidad y se dio luz verde a la procesión. La premisa, eso sí, era desfilar deprisa. El auténtico “calvario” lo sufrieron los directivos de ambas hermandades, que rezaban en cada calle por que no lloviera. Al final, no lo hizo y todos contentos. Pero ambos presidentes admitieron que fue poco menos que una temeridad.

         El máximo responsable de la cofradía de las Angustias, Antonio Torres, fue claro “si fuera ahora, no saldríamos”. Cree que no se puede hacer una procesión “con los costaleros corriendo”. Torres aclara que los más interesados en salir son ellos, pero saben que un aguacero en mitad del desfile puede ser desastroso para los pasos “estás 3 años para poner un palio, que vale un dineral, y lo puedes destrozar en un minuto; no merece la pena”. Ahora, la preocupación de esta hermandad se centra en resolver los problemas internos exhibidos en la última asamblea y en ver qué pasará con los pasos a costal. Cada día hay menos costaleros y el presidente da un razonamiento “aquí no tenemos tradición de costaleros y la gente se cansa; vivimos la Semana Santa de otra manera”.

         Por último, el presidente del Sepulcro y de la Junta de Hermandades, José Merino, tampoco se mordió la lengua “tuvimos suerte; como no llovió todos somos muy listos, pero si hubiera llovido, qué…”. Si algo se estropea, los que apechugamos somos nosotros, así que tuvimos dudas y después pasamos miedo”. En todo caso, cree que la lluvia ha sido beneficiosa “se pierde una procesión pero se gana mucho; el agua es necesaria y el que quiere ver un santo, va a una iglesia”. Más claro, imposible.

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