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          Aurelio Maroto

         El mercadillo misionero celebrado el domingo en la Plaza Mayor volvió a demostrar que los solaneros son solidarios cuando la causa merece la pena. Durante toda la jornada, voluntarios de los grupos de misiones vendieron gran variedad de productos entre la gente que paseaba por el céntrico lugar, hasta hacer una caja que ascendió a 2.762 euros, 600 más que el año pasado.

         Temprano, los voluntarios comenzaron el montaje de los tendeteres y la colocación de los numerosos productos que habían sido recopilados gracias a la generosidad y el trabajo de mucha gente anónima.

Sin duda, los dulces se llevaron la palma. Las galletas de las monjas dominicas, elaboradas expresamente para la ocasión, volaron, así como las tartas, bizcochos, pasteles y otros alimentos similares que los ciudadanos compraron sin pestañear. Pero también salieron a la venta elementos de bisutería, pulseras, servilleteros, muñecos de peluche, libros… En muchos casos, se trataba de trabajos artesanales realizados por gente que después acudía a comprar sus propias creaciones. Naturalmente, no faltaron las castañas asadas, que la voluntaria Marisol Morales se encargó de ofrecer a los viandantes en mitad de la plaza. Los voluntarios permanecieron con el chiringuito abierto hasta las 8 de la tarde.

A mediodía ya se habían vendido muchas cosas y varias voluntarias respondieron a las preguntas de la prensa local. María Jesús Romero de Ávila y Juani Torrijos estaban seguras del éxito del mercadillo “la gente siempre responde, muchos ya nos conocen y algunos compran lo que ellos mismos han hecho”. En definitiva, se trata de ayudar con una cantidad económica que ocupará su hueco en las misiones.

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