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Aurelio Maroto

La Solana: Jose, Juli, Juande, Araque, Pitu, Jose López, Mini, José Carlos, Rafa Cortés, José Pedro y Capelo. En la reanudación salieron Imad, Almarcha, Fran y Kikillo.

At.Teresiano: Raúl, Miguel, José Luis, Sute, José Julián, Juanve, Óscar, Teo, Caminero, Néstor y Silvio. En la segunda parte salieron Amores, Tote y Sergio Díaz.

Árbitro: Corredor Dotor. Amonestó a los locales Jose, Juande, Jose López y Rafa Cortés, y expulsó a Juan de Lara, segundo de Ángel Izquierdo. Por el Teresiano sancionó a José Luis Óscar, Caminero y Amores, y expulsó a Juanve por doble amarilla.

Goles: 1-0 m.29 José Pedro.  1-1 m.60 José Luis.  1-2 m.70 Teo. 

         2-2 m.73 Rafa Cortés.  3-2 m.79 Rafa Cortés.  3-3 m.84 José Julián.   4-3 m.94 Fran.

Incidencias: Tarde primaveral en La Moheda y cerca de 300 espectadores. Césped natural en buenas condiciones.

Comentario: La Moheda vivió ayer uno de esos partidos que aceleran corazones y calientan emociones. Uno de esos choques que enloquecen al calor de chispazos que hacen enrojecer defensas y enojan por igual según cómo termine. Esta vez, la ruleta se paró en terreno amarillo y dejó una victoria épica, de esas que se saborean a copa llena.

         En verdad, La Solana y At.Teresiano recetaron un partido vibrante, aunque no se rompió hasta la segunda mitad. El comienzo fue más tranquilo, a excepción del cabezazo al travesaño de Araque en la primera jugada. Ambos equipos se dedicaron un respeto absoluto. Ángel Izquierdo volvió a trabajar la pizarra y lo primero era secar a Néstor, faena encargada a Pitu, que trabajó a destajo para no dejarle recibir ni pensar, cosa que logró en ambos costados. Desactivado el colombiano, el Teresiano se convertía en mortal. Su juego, siempre gustoso con el balón pero lento en la salida, no inquietaba a La Solana, que tuvo en Capelo su mejor puñal por la banda zurda. De sus botas salieron los mejores balones al área, aunque sin remate.

         Esa comodidad amarilla tenía un problema. José Carlos y Jose López se metían demasiado atrás y daban espacio a gente como Teo o Caminero a meterse entre líneas para buscar un pase definitivo. Pero los malagoneros sólo asustaron en un zapatazo de Caminero que escupió el larguero. Esta vez, La Solana se apretó mejor atrás, con los centrales bien situados y el chaval Juande creciendo cada día, y salió con peligro. La clave ante un rival de juego tan pausado era la anticipación. A la media hora por fin Jose López salió de su zona para robar un balón en tres cuartos y centrar al segundo palo. José Pedro colocó con maestría el balón a la izquierda de Raúl y puso el 1-0.

         El segundo tiempo fue otra historia, y eso que La Solana salió enchufada y Rafa Cortés tuvo el segundo en una falta ensayada que remató mordida y se el balón se marchó alto. El partido era ideal para liquidarlo por que en banda ya calentaban otros dos estiletes, Imad y Fran, para refrescar a Capelo y Mini sin resentir la calidad. Pero apareció Néstor Raúl Cuadros Castañeda. El ex-amarillo robó la cartera dos veces y revertió el marcador. En la primera, acudió listo a un córner en corto y puso el balón en la cabeza de José Luis. Poco después, un cambio de ritmo típico del colombiano y un pase interior medido a Teo puso el segundo.

         A esas alturas, los blancos jugaban en inferioridad por expulsión de Juanve, y lo acabarían pagando. Aunque la iluminación de Néstor tuvo respuesta en su mejor socio el año pasado, Rafa Cortés, que rehizo el empate en un cabezazo preciso y precioso a la salida de otro córner. Esa lucha entre dos artistas la ganó el ariete solanero, que volvió a golpear con un remate de oportunista.

         Y aún quedaba lo mejor. El Teresiano, que nunca se rindió, volvió a poner en evidencia la principal mácula de La Solana en lo que va de liga: el balance defensivo, y siguió creado peligro en cada diagonal y en cada carrera. Logró empatar con un penalti que transformó José Julián, pero no supo aguantar lo suficiente. En plena locura, balón al área, varios rechaces y empalme espectacular de Fran para poner el 4-3. La Moheda se vino abajo y dejó un subidón en el equipo y la afición que debería servir para terminar de arrancar el motor de un equipo que, al menos, ofrece descaro y una pegada descomunal.

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