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         Aurelio Maroto

         Los vinos de La Solana se acaban de apuntar un nuevo tanto. El bodeguero Santiago Romero de Ávila Salcedo ha colocado su marca Portento tempranillo en lo más alto del cajón en el prestigioso Gran Premio Internacional Mundusvini, celebrado recientemente en Alemania. Una pica en Flandes para un tinto de la tierra acogido a la DO “La Mancha”, y además de variedad autóctona.

         En una entrevista concedida a Radio Horizonte-La Solana, Romero de Ávila no ha ocultado su satisfacción por un premio que –asegura- no esperaba “me convenció un importador para que concursara con el tinto cencibel del año pasado y me sorprendió cuando me comunicaron que había ganado”. El galardón es tanto más importante, no ya por la reputación de este certamen internacional, sino por que el Portento tempranillo ha tenido que competir con más de 6.000 vinos de todo el planeta catados a ciegas por 180 especialistas durante dos semanas.

         El productor solanero pone el acento en el equipo de profesionales que trabajan en su bodega “ellos han sido los culpables y los que merecen el premio; a ellos se lo dedico y les agradezco su esfuerzo”. Según dijo, la receta de este vino es la misma de siempre “seleccionar las cepas viejas de las viñas de mayor calidad y cuidar el proceso de elaboración desde la elección de la uva hasta que el embotellado”. Entre tanto, siempre dice que hay tres claves en el proceso “limpieza, limpieza y limpieza”. Eso sí, le enorgullece en especial que haya sido la variedad tempranillo, que aquí siempre se ha llamado cencibel “mimamos todas las variedades, pero la cencibel es la nuestra de siempre”.

         Bodeguero y agricultor de cuna, Santiago Romero de Ávila Salcedo asegura que el vino es su pasión y su vida “muchas tardes me quedo sólo en la bodega y me paso las horas mirando el vino, al que hablo como les hablo a mis hijos”.

         El premio es importante para la proyección de la marca. Permite llegar a los mercados con un pan bajo el brazo, sin duda, pero no vende por sí solo. Santiago Romero de Ávila tiene claro que el buen paño ya no se vende en el arca “los premios ayudan, pero cuando visitas a un comprador quien habla es el vino en la copa”.

         El reto de la comercialización es, precisamente, la asignatura pendiente “tenemos vinos magníficos en La Mancha, pero nos cuesta quitarnos el marchamo de que todavía hacemos vinos peleones”. Eso exige salir a vender, y saber hacerlo “nos hemos conformado con esperar a que vengan a comprarnos el vino, cuando somos nosotros los que tenemos que salir a venderlo”.

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