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Aurelio Maroto

La Solana: Cobos, Juli, Juande, Araque, Jose López, Mini, Rafa Cortés, José Pedro (José Carlos m.67), Imad (Sevilla m.88), Capelo (Fran m.58) y Almarcha (Pitu m.80).

Munera: Toboso, Juanan, Josete, Aroca, Charly, Saltó, Escribano, Changel (Luismi m.73), Moli, Killo (Quintín m.63) y Caza.

Árbitro: García Martínez. No gustó a ninguno de los dos equipos. Amonestó a Juande, Araque, José López y Fran por La Solana, y a Charli y Changel por el Munera.

Goles: 0-1 m.28 Caza, de tiro raso.

1-1          m.37 Juli, de cabeza.

2-1 m.59 Araque, de cabeza.

3-1 m.79 Rafa cortés, de vaselina.

Incidencias: Tarde calurosa en La Moheda. Unos 250 espectadores y césped en aceptables condiciones.

Comentario: La Solana es un equipo inestable, impreciso e inseguro… pero tiene pegada, una enorme capacidad de pegada. El partido de ayer ante el Munera, además de alejar fantasmas e inyectar un chute de confianza importante, exhibió lo que los amarillos son todavía: un manojo de nervios que deambulan ataviados con un bendito descaro y un talento que aún aparece sólo en pequeñas dosis, a borbotones.

         El triunfo fue merecido, por supuesto, y el partido debió terminar con una victoria mucho más holgada para la tropa de Ángel Izquierdo. Sin embargo, estuvieron a punto de echarlo todo por la borda gracias, fundamentalmente, a lagunas que deciden partidos. El mejor ejemplo fueron los centrales Juli y Araque. Es difícil jugar peor y con más nerviosismo. Sin embargo, su rebelión en ataque salvó al equipo. Dos testarazos suyos levantaron el partido y demostraron lo que son: dos titanes físicos que sólo necesitan un poco de serenidad táctica para demostrar su enorme potencial.

         La pequeña revolución de Ángel Izquierdo en el once titular, dejando sentados a José Carlos, Fran, Pitu y el meta Jose, era un mensaje a navegantes, juega quien está mejor, no quien más nombre tiene. La idea era utilizar a José Pedro como creador, ayudado de cerca por Capelo escorado al costado derecho, esperando las incorporaciones de Mini, y con Almarcha y Jose López como guardia pretoriana alrededor. Pero José Pedro anduvo mucho más espeso que otros días y el equipo no acabó de carburar.

         La Solana jugaba a retazos y muchas veces con un recurso fácil: diagonal larga de Araque a Imad para que éste inventara algo. Así, a tirones, llegó una clara ocasión para Capelo a los 9 minutos, pero su rosca envenenada se escapó por muy poco. Lo demás fue un querer y no poder que comenzó a comer la cabeza a los locales. Los balones largos empezaron a coger la espalda al medio campo y a la defensa. Allí corría Caza, que a los 28 minutos aprovechó un mal despeje de Juli para convertir el 0-1.

         Menos mal que otro mal despeje de un zaguero visitante en un córner dejó el balón franco a Juli para hacer el empate y, de paso, redimirse. Era el minuto 36 y hasta el descanso La Solana fue, de repente, un vendaval. Hubo tres ocasiones, sobre todo una de Almarcha sin portero, que pudieron hacer un roto muy serio a un Munera desbordado. Pero el descansó lo aplacó todo.

         En la reanudación, La Solana salió a contemporizar y el Munera se adueñó de la línea de tres cuartos, donde Saltó y Josete mandaban. En el minuto 6, una coz de Araque provocó una falta peligrosísima al borde del área y a los 9 una mala salida de la defensa dejó sólo a Changel, al que por fortuna se le apagó la luz cuando se vio ante Cobos.

         Al rescate llegó, curiosamente, Araque. Una galopada suya terminó en pies de Cortés y luego de Imad, que puso un centro perfecto al segundo palo que el central amarillo remató a bocajarro con toda la rabia del mundo. El 2-1 cambió el panorama, unido a los cambios acertados de Izquierdo, que oxigenó el centro del campo dando entrada a José Carlos y Fran.

         Aunque el Munera nunca dio sensación de dominio ni de poder tener capacidad para encerrar a los locales, se mantuvieron vivo gracias, fundamentalmente, a los numerosos errores de los delanteros solaneros cara a puerta. Rafa Cortés, Imad, Fran y José Carlos gozaron de ocasiones clamorosas para haber cerrado el partido con una clara goleada. Menos mal que el gatillo de Cortés siempre está preparado y un cese confiado de Aroca a Toboso lo interceptó el nueve amarillo para hacer el tercero y liquidar el choque.

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