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     Aurelio Maroto
     El FS La Solana ya trabaja a pleno rendimiento en la preparación de la próxima temporada y este sábado, a las 7 en el pabellón "Antonio Serrano", juega su primer bolo de pretemporada frente al Salesianos de Ciudad Real, equipo de Primera B. Fernando Mena tiene su plantilla configurada en un ochenta por ciento y vende ilusión, aunque no garantiza más. La Junta Directiva ha reducido el presupuesto a la mínima expresión en un intento de ajustar los gastos a los ingresos. Es el resultado lógico de lo sucedido la temporada pasada, donde hubo que hilar muy fino para cumplir los compromisos con la plantilla y los distintos proveedores. La caída de la publicidad estática y también del número de socios hizo sudar la gota gorda a Luis Enrique Ramírez de Verger y sus directivos.
     Esta agonía, unida a la decepción con algunos jugadores díscolos y el poco compromiso del equipo juvenil, hizo tirar la toalla a la directiva, que llegó a presentar su dimisión irrevocable en asamblea. Pero la falta de alternativa y el riesgo real de desintegración del club hizo recular a la junta dimisionaria y se decidió a seguir para evitar una desaparición que parecía segura. Pero, claro, Luis Enrique Ramírez regresó con sus condiciones, que pasaban por gastar sólo lo que se podría generar, una política la mar de lógica.
     Esa estrechez económica afectaba directamente a la plantilla, a cuyos jugadores se les dijo que cobrarían en función de lo que se fuera ingresando. Seis jugadores aceptaron la propuesta, los locales Pulga, Caramba, Kiko y Grego, y los tomelloseros Raúl Tinajo y Tini. No sucedió lo mismo con Chupete, Dieguito, Bala y Míchel, que han causado baja.
     Sin talonario por delante, Fernando Mena ha trabajado a destajo en busca de refuerzos, consciente de su debilidad a la hora de convencer a jugadores que buscan la camiseta que más les pague. De hecho, han sido muchos los jugadores que se han ofrecido, pero que han salido a escape en cuanto les han dicho lo que había. Con todo, el club ha recuperado al portero Víctor y a Diego Peinado, y ha fichado a Juan Diego, jugador de Ossa de Montiel, y a Antonio, un chaval de Villahermosa que juega de ala.
     El técnico infanteño, que siempre ha demostrado ser un hombre de club y ha evidenciado que el dinero no es precisamente su principal motivación, reconoce que le espera "una temporada difícil" y augura "mucho sufrimiento" en esta nueva campaña en Primera Nacional A. Es consciente de las limitaciones de la plantilla, pero también le motiva trabajar con gente comprometida y no exenta de experiencia junto a otros chavales jóvenes con muchas ganas de crecer.
     A estas alturas, lo menos importante es si los jugadores son locales o no. Hablar de cantera en un jugador a partir de su edad juvenil es ocioso. Al final, los futbolistas juegan donde más les interesa, y hacen muy bien, igual que una directiva hace muy bien en contar con gente del pueblo de de fuera de él. Esa cuestión debería estar superada hace tiempo cuando hablamos de jugadores de categoría senior. Lo importante no es el carné de identidad de quien se enfunda una camiseta y defiende un escudo. Lo realmente importante es que lo haga con compromiso y eficacia. Lo demás es leyenda.

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