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     Aurelio Maroto

     Decepcionante. Así resultó el arranque liguero del CF La Solana, que naufragó en la localidad de Casasimarro ante un rival sin más apuesta futbolística que el entusiasmo y un mínimo orden táctico. Los amarillos, que exhibieron mejor manejo de balón y una mecánica de juego varios escalones por encima, evidenciaron sin embargo una alarmante falta de llegada y un preocupante desajuste defensivo. El 2-0 final sólo fue la lógica medicina para un equipo sin sangre en los primeros minutos, romo en ataque cuando quiso apretar, e impotente cuando veía que el partido se le escapaba. Las constantes protestas de varios jugadores en la recta final del encuentro no fueron más que el fruto de la propia incompetencia. El penalti errado por José Carlos, que hubiera significado el 2-1 con media hora de juego todavía por delante, fue la viva estampa de lo sucedido. El centrocampista valdepeñero lanzó sin confianza, flojo y al centro de la portería.

         El planteamiento del técnico amarillo fue el mejor posible, con Rafa Cortés arriba y bien escoltado en bandas por Fran y David Sevilla. José Pedro se fajó en la zona de enganche con la ayuda de Jose López, incansable en la brega. Pero el campo de tierra de Casasimarro era una piedra en la que no se podía fabricar fútbol, cosa que La Solana no entendió. El juego en corto era inútil por que el balón bailaba en los envíos y se escapaba en los controles, facilitando el embrollo en choques constantes y balones divididos que hacían imposible hacer fluir el balón.

         El primer problema para La Solana es que Rafa Cortés está fuera de forma. Las lesiones de pretemporada le piden más tiempo para adquirir ritmo. Además, no es un ariete de choque para aglutinar ese fútbol directo que el partido de ayer exigía. Otro problema fue la blandura defensiva. Mini no es lateral y no anduvo fino en la jugada del 1-0, aunque los centrales tampoco le facilitaron su labor. Por ejemplo, en el 2-0 vimos a un Araque demasiado titubeante a la hora de calcular el corte y muy lento en la carrera de vuelta atrás con el delantero.

         Cuando Ángel Izquierdo quiso reaccionar ya era inútil. Las salidas de Kikillo y Colchón sólo sirvieron para cambiar cromos cuando ya se veía que todo estaba perdido.

         La única conclusión positiva del partido de Casasimarro es que La Solana propone toque de balón y tiene jugadores para hacerlo. Con independencia de que hay campos y situaciones donde intentar combinar es completamente fútil, quedan los posos del talento y la calidad, que los amarillos tienen por arrobas más que su rival del domingo. Falta saber cómo utilizará La Solana esas armas en campos mejores y ante rivales de mayor enjundia por que, la verdad, el Casasimarro no fue ningún termómetro.

         

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