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                 Buen ambiente en la tradicional comida de San Cristóbal

        Aurelio Maroto

El gremio de transportistas de La Solana se reunió el Sábado Santo en torno a su tradicional comida de confraternización, convocados por la Hermandad de San Cristóbal, patrón de los conductores. Alrededor de 200 comensales, la inmensa mayoría afiliados a la cofradía, se citaron en un local del polígono industrial para disfrutar de una unas calderetas de cordero y unas paellas. Entre los asistentes se encontraba el concejal de Agricultura, Julián Díaz-Cano, que asistió en señal de apoyo al sector.

       El presidente de la hermandad, Juan Alfonso Moya, se mostró feliz por la buena respuesta en un día que no se elige al azar. “Este sábado es perfecto porque la mayoría de los colegas descansan en Semana Santa y el casi el único día que podemos reunirnos todos”, declaró a Radio Horizonte. Moya destacó el buen momento que atraviesa la hermandad, con las cuentas saneadas y algún que otro proyecto en mente. Ya pintaron la carroza del titular y le dieron una vuelta a la ermita, a la que dotaron de iluminación nueva. De eso hace cinco años, de modo que tendrán que repintar otra vez la instalación, aunque el gran objetivo es dotar de una nueva carroza al santo. “Queremos comprar un vehículo más moderno, aunque de momento se nos va de precio y tendremos que esperar un poco”, dijo.

       La próxima actividad será en julio, coincidiendo con la festividad del patrón. Se celebrará el concurso de maniobras con vehículo articulado el primer fin de semana, y el siguiente la misa de campaña junto al parque de autocaravanas y posterior procesión de vehículos por las calles de La Solana.

-Directivos de San Cristóbal durante la comida

                           Directivos de la hermandad durante la comida

“Estamos igual o peor”

      Atrás queda otro año difícil, donde los camioneros profesionales han lidiado con los problemas recurrentes de siempre. Al alto precio del gasoil se unen los costes crecientes de mantenimiento de sus vehículos pesados, aunque lo más sangrante para ellos es el incumplimiento de la ley que prohíbe trabajar a pérdidas. “Los grandes operadores buscan los resquicios legales para que esa ley no se cumpla y la administración tampoco pone los mecanismos para cumplirlas”. Las reivindicaciones no han cambiado, a pesar del fracaso del último intento de paro. Moya lo achaca, precisamente, a las dificultades para sobrevivir. “Vamos tan sumamente asfixiados que no podemos permitirnos el lujo de parar; el que más y el que menos tiene su familia, su hipoteca y parar varios días supone perder mucho dinero, así que estamos igual o peor que estábamos”.

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