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                        Antonio y Lucía han dirigido el novedoso taller de manualidades de artesanía              Foto: GACETA

         Aurelio Maroto

       Ha sido otra de las novedades de esta Navidad, y además surgida de manera imprevista. Los bajos del Ayuntamiento han acogido talleres infantiles de manualidades gracias a Crimancha, cuya empresa ha diversificado su actividad en los últimos tiempos y se ha hecho especialista en talleres de artesanía para los más pequeños. Antonio Romero de Ávila y Lucía Bautista es la pareja que esta semana ha organizado y dirigido varios de ellos. “La idea surgió de forma rápida y casi improvisada, y a veces lo improvisado sale mejor”, reconocía a Radio Horizonte Antonio Romero de Ávila, célebre por su capacidad inventiva como carnavalero. Lucía también es conocida como monitora de manualidades en la Universidad Popular. “Hablamos con Santiago López (concejal de Promoción Económnica) y el mismo uno de enero montamos la carpa, las mesas, los talleres y nos pusimos manos a la obra”. “Tanto los niños como sus padres están encantados”, afirma.

El objetivo de estos talleres es claro. Se trata de entretener en época de vacaciones con una actividad a caballo entre lo lúdico y lo formativo. “Qué mejor que los niños empiecen a valorar la artesanía desde corta edad”, subraya Antonio. Además, los niños son partícipes de sus propias creaciones, que se llevan a casa. Pintura decorativa, modelado de porcelana, cajitas, cuelgapuertas, muñecos de nieve o macramé son algunas de las atractivas propuestas que han ofrecido en estos días. “Hay niños y niñas por igual, así como edades muy variadas”. “Nosotros no vamos a poner nota a nadie, solo queremos que disfruten con independencia de su edad”.

Antonio y Lucía llevan algunos años recorriendo la región –y más- participando en mercados medievales, ferias de artesanía y talleres de este tipo. Lliria (Valencia), Socuéllamos, Pinto y Cabanillas del Campo han sido algunos de sus destinos solo en diciembre. Y para mediados de enero se van a Gandía. “Empezó por casualidad en un mercado medieval, a modo experimental, y a partir de ahí comenzó la aventura”, recuerda. Naturalmente, tanto él como Lucía estarían encantados de repetir el año que viene. “Por supuesto, y con algunas mejoras”, concluía Antonio Romero de Ávila.

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