Imprimir 

-Alumnos del taller de Ramona Romero de Ávila en el museo de la zarzuela

Ramona Romero de Ávila posa con algunos de sus alumnos en el museo de la zarzuela

        Aurelio Maroto

       El museo de la zarzuela de La Solana alberga estos días una exposición pictórica. Se trata de una muestra organizada por Ramona Romero de Ávila, pintora aficionada y autodidacta que exhibe cuadros, no solo de ella, sino también de su taller de pintura. Precisamente sus alumnos cobraron protagonismo durante la apertura oficial, celebrada este domingo. Varios de ellos explicaron su experiencia y cómo se sienten en la doble acción de aprender a pintar y también de socializar con sus compañeros de caballete.

       El acto de inauguración mezcló música y palabra, aunque sobre todo sentimiento. María José Parra condujo el carrusel de intervenciones, que arrancó con palabras del alcalde, Eulalio Díaz-Cano, gratamente sorprendido por esta exposición. “Es emocionante porque se exponen los resultados de un buen trabajo; es un lujo para La Solana tener a una artista como Ramona”.

       Vicente Cañadas, en representación del grupo infantil de alumnos, agradeció a la autora todo lo que les enseña y ayuda. “Me gusta la pintura porque me divierte, me relaja y aprendo”, dijo. Por parte del grupo juvenil, Manuel Jiménez también resumió su sentir: “Ramona me ha dado paciencia cuando algo no me salía bien; espero seguir aprendiendo mucho tiempo más”.

El taller de pintura aglutina a personas de toda edad y condición. Desde niños de 6 años hasta alguna veterana ya octogenaria. No hay fronteras para aprender a pintar. Rosa Marín, a la sazón amiga personal, habló en nombre del grupo de adultos: “Llegué a tu escuela buscando aprender la magia del color y la luz que la acompaña; los que hemos bebido de tu enseñanza hemos captado el color de tu paleta, que nos da el aliento que a veces nos falta”. Y tuvo un recuerdo especial para Mari Rodríguez-Rabadán y Eve García, ausentes por razones personales.

-Ramona

Pacto con las musas

       Ramona Romero de Ávila cerró las intervenciones recordando su condición de autodidacta. “Nunca pensé que podría llegar hasta aquí”, admitió, aunque añadió tener “un pacto silencioso con las musas”. La prematura muerte de su hermana lo cambió todo. “Me hizo escuchar la voz de mi alma”. En 2013, Alfonsa, de la UP de San Carlos, fue su profesora y la génesis de una enseñanza que acabaría devolviendo a los demás. Expresó su gratitud a quienes la rodean, en especial a los padres “por confiarme lo más valioso que tienen”. Y terminó con una reflexión a modo de axioma: “Nunca es tarde, ni tampoco pronto, para pintar y convertirnos a todos en niños libres, poderosos e inocentes”.

Usamos cookies para mejorar su experiencia en nuestra web. Más información en: Guía de uso de las cookies.

  Acepto el uso de las cookies en este sitio.