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Monitoras y autoridades entre las creaciones del taller de corte y confección

 

Monitoras y autoridades entre las creaciones del taller de corte y confección 

           Aurelio Maroto

        La Universidad Popular de La Solana es un arquetipo de lucha por la ‘nueva normalidad’. Atrás quedó el imborrable (por nefasto) 2020 y la institución se ha esforzado por recuperar el pulso de sus cursos y talleres. El mejor ejemplo se puede ver en el coqueto patio de la Encomienda, donde se ha inaugurado la segunda exposición consecutiva de trabajos del último ciclo, esta vez de los talleres de Azulejería, Corte y Confección, Arte Decorativo y Técnicas Mixtas, y Manualidades.

  El alcalde, Luis Díaz-Cacho, agradeció el esfuerzo realizado “en un año tan difícil”. Cree que la buena organización se ha unido a las ganas que tenía la gente de relacionarse de nuevo, salir y hacer cosas. Valoró al empeño de Amalia Romero de Ávila y Francisca María Serrano de la Cruz, directora y coordinadora de la UP, para no parar los cursos. “Vistos los buenos resultados, ha merecido la pena” –dijo-. En este sentido, felicitó a las monitoras y a las alumnas. “Habéis hecho unos trabajos preciosos que pondrán corazón y latido donde los pongáis”.

   Aprovechando la ocasión, el regidor puso el ejemplo de esta clausura de curso como antesala de lo que calificó como “un mes de julio apasionante”. “Celebraremos nuestra feria con el esplendor que merece”, confirmó. Aclaró que tendrá sus limitaciones y no será como la del 19, “pero tampoco como la del 20; lo importante es ir recuperando espacios, convivencia y vida”.

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El alcalde felicitó a las monitoras y a las responsables de la UP por el buen desarrollo del ciclo

   Las monitoras de los talleres se notaban contentas. Amparo Cañadas, de corte y confección, destacaba lo cómoda que se ha sentido. “Hemos tenido todo el espacio y facilidades del mundo, incluso mejor porque al estar menos podemos hacer más cosas”. Eloisa Notario, otra veterana al mando de azulejería, cree que la limitación de aforo ha facilitado la interacción entre alumnos. “Al reducirlo tenías más tiempo para estar con ellas”. “Hemos sabido adaptarnos a la situación y creo que los cursos han salido muy bien”. Lucía Bautista, monitora de manualidades, ponía el acento en el buen ambiente de trabajo. “La gente se ha portado estupendamente y se nota que lo necesitaba, porque esto es como una terapia”.

    Se calcula que esta muestra exhibe alrededor de 200 piezas. Son creaciones marcadas por la creatividad, el colorido y no poca imaginación, que se podrán visitar hasta el próximo día 30 de junio.

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